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Acusa una sofisticada persecución en contra de la Iglesia

La familia, cómplice y promotora de delitos, asegura Rivera Carrera
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El cardenal Norberto Rivera, en la homilía durante la misa de ayer en la Catedral metropolitanaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de diciembre de 2010, p. 10

El cardenal Norberto Rivera Carrera advirtió que la familia es promotora de lo inmoral y se está deteriorando. Agregó, durante la homilía dominical, que en los hogares ya no se transmiten los valores, sino que ahora sus integrantes se hacen cómplices de la violencia y muchas veces el núcleo familiar es protector de delitos.

En su mensaje de Navidad, divulgado en la publicación semanal Desde la Fe, también señaló que la Iglesia “no ha estado libre de una sofisticada persecución, producto de un ‘laicismo agresivo’, que no oculta su odio a Dios y a las leyes perennes; un laicismo que sigue negando en nuestro país no un derecho político, sino un derecho humano fundamental que es la base de los demás derechos: la libertad religiosa”.

Al mediodía en la Catedral metropolitana, el prelado se refirió a la familia. Indicó que este año la fiesta llega en una situación de dolor al contemplar cómo las familias en nuestro país se están deteriorando.

Agregó que varias veces he anotado que la situación de un país refleja la situación de las familias, y esto refleja la situación de un país. Lo que hacemos a nivel de toda la nación no puede dejar de impactar en un plazo mayor o menor a lo que sucede en cada una de las familias.

Agregó que se están integrando de una forma que ya no transmiten los valores, sino en una forma donde los miembros se van haciendo cómplices del crimen del delito de la violencia en que están viviendo.

La familia, dijo el cardenal, puede ser un lugar de referencia moral para el bien, pero también promotora de lo inmoral. Siempre ha tenido ataques, ha tenido deterioros. Abundó que en este momento muchas veces es cómplice, protectora, promotora, inclusive de delitos.

Pidió no ser débiles ante el mal que vemos a nuestro alrededor, ni ante el mal de nuestra sociedad. Nosotros no podemos acabar con el narcotráfico ni podemos acabar con la delincuencia organizada, ni podemos acabar con la corrupción o con las redes que comercian con los cuerpos de hombres, mujeres y niños. Pero sí podemos oponernos a que eso suceda en nuestra familia.

Sostuvo que la sociedad está fragmentada por una cultura de muerte, que se expresa en leyes que atentan contra la dignidad humana, la vida y la familia; una cultura que se hace presente en el monstruo de la delincuencia organizada que tiene desgarrado y postrado al país en la violencia ciega e inhumana.