Cultura
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Balance 2010
El resumen de Raquel Tibol
 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de diciembre de 2010, p. 8

Para la crítica de arte Raquel Tibol, urge revisar el Paseo de la Reforma y devolverle la dignidad, porque visualmente está sucio. No pueden poner cualquier cosa en las grandes avenidas, porque éstas son los monumentos vivos de la ciudad, sobre todo Paseo de la Reforma, que en sí mismo es un monumento.

Tibol considera conveniente que la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal nombre una comisión de urbanistas con sentido estético, que haga un análisis de todo Paseo de la Reforma y quite lo que esté fuera de lugar.

De acuerdo con la periodista, no es posible que se hayan puesto, por ejemplo, las tres esculturitas de (Manuel) Felguérez alrededor de la Glorieta de la Palma; ésa es una agresión a la estética. Agrega: “Hay que revisar todo lo que ha puesto (el promotor cultural Isaac) Masri en Paseo de la Reforma, porque hay cosas de los asientos (exposición Diálogo de bancas, 2006) que todavía aguantan, pero otras que se deben quitar”.

También habría que analizar con cuidado lo que es tan del gusto del público: la galería al aire libre de las rejas de Chapultepec, con la finalidad de sostener la calidad, porque el público ha respondido, pero a veces ponen cosas que no son tan buenas.

Respecto de las actividades organizadas con motivo de los festejos de las efemérides patrias, Tibol considera: El circo del 15 de septiembre en la calle está entre las vergüenzas culturales de México. ¿Por qué? Porque el teatro de calle es una especialidad. No se llama a 7 mil voluntarios; además, muchos se fueron a sus casas con los disfraces que les dieron. No se puede hacer teatro de calle con aficionados, con gente no adiestrada, porque unas cuantas clasecitas no hacen a un artista de calle.

Sobre el panorama actual de las artes visuales en México, Tibol menciona a Carlos Amorales y al Dr. Lakra –a quien prefiere llamar por su nombre: Jerónimo López Ramírez– entre las figuras nuevas que han adquirido prestigio nacional e internacional, y cuya obra me ha gustado mucho. Quien también es fantástico es el fotógrafo Pablo López Luz, hijo de Ramón López Quiroga. Es un paisajista extraordinario en gran formato.

Igualmente, resalta a los buenos caricaturistas, no todos lo son, pero Hernández y Helguera dan una confirmación de que la caricatura en México no ha decaído.

Tibol señala que “una de las máximas exposiciones del año, la de José Clemente Orozco, llegó a la Antigua Escuela de San Ildefonso con una museografía horrorosa. Realmente hacía tiempo que no veía una museografía que espantara al público; en verdad casi no va gente. Las salas están vacías. Es aburrida, de un didactismo absurdo... de una monotonía. Entrando por la primera sala, la de los retratos... jamás debieron haber colgado retratos para hacer lo que hicieron; es Miguel Cervantes, el museógrafo, quien además ha de cobrar carísimo. El público no se engaña. Ponerlo (a Orozco) en un sitio tan importante como San Ildefonso y que la gente no acuda, que no se haya corrido la voz, que la exposición de Orozco no exista para el público, es realmente una enorme pena, porque desde 1979, cuando monté la exposición que levantó (Fernando) Gamboa, no se había vuelto a hacer una gran exposición de Orozco.

“En contraste, (la muestra de) un artista tan poco nombrado en México como Max Ernst –aunque haya sido novio de Leonora Carrington, bueno, eso la gente ni lo sabe ni le importa– las multitudes acudieron a verla en el Museo Nacional de Arte, porque se corrió la voz de que era una exposición atractiva.”