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Busca corregir una vieja práctica de convivir con súbitas alzas en los sobregiros del gasto público

Anuncia el presidente Raúl Castro riguroso control del presupuesto de gobierno
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 21 de diciembre de 2010, p. 27

La Habana, 20 de diciembre. El presidente Raúl Castro anunció un riguroso control del presupuesto del gobierno, rectificando la práctica anterior de sobregirar sin orden el gasto público, pues “la realidad de los números está por encima de todas nuestras aspiraciones y deseos.

El plan y el presupuesto son sagrados y se elaboran para ser cumplidos, no para conformarnos con justificaciones de cualquier tipo y hasta con imprecisiones y mentiras, intencionadas o no, cuando no se logran las metas trazadas, advirtió el mandatario a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, parlamento), el pasado fin de semana.

El anuncio de Castro apunta a la corrección de una vieja práctica del gobierno cubano, de convivir con súbitas alzas en los sobregiros del gasto público. Al estallar la crisis que siguió a la desaparición de la Unión Soviética, el déficit fiscal en la isla tuvo expansión espectacular, que llegó a 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 1993, quizás el año más crítico de la época.

Después de un esfuerzo de control, el exceso de gasto volvió a crecer en esta década, hasta repuntar en 2008 a 6.9 por ciento del PIB. Este año fue de 3.8 por ciento, el mismo nivel que esperan las autoridades para 2011.

El mandatario se extendió en revisar el habitual impulso de no pocos funcionarios de enfrentar problemas comunes echando mano de las arcas públicas improvisadamente, sin consultar si hay partidas disponibles. Una decisión así conduce a un seguro fracaso, con independencia de los buenos propósitos que se pretenda alcanzar, dijo Castro.

Si llega el caso de gastar sin presupuesto asignado, hagámoslo con conciencia de las consecuencias y sabiendo de antemano que al final la crudeza de los hechos y de los números se impondrá irremisiblemente, agregó.

Antes de la intervención de Castro, el sábado, habló a la ANPP el vicepresidente del gobierno y ministro de Economía, Marino Murillo, para presentar el plan de 2011. Precisó que el respectivo proyecto de ley autoriza al Ministerio de Finanzas y Precios a reaccionar ante situaciones imprevistas, movilizando partidas de gastos o ingresos.

Sin embargo, a diferencia del pasado, esta vez la condición será que los movimientos presupuestales no empeoren el déficit previsto, según la explicación del vicepresidente.

Mano dura con funcionarios

Murillo también enfocó el fenómeno de la corrupción gubernamental. Informó que auditorías recientes mostraron insuficiencias en el uso y administración de los recursos públicos, indisciplinas contables, desvíos de recursos, apropiaciones, descontrol de las disponibilidades de fondos, así como de los cobros automáticos, entre otras irregularidades.

Raúl Castro retomó el punto y contó que el ya desaparecido Ministerio de Auditoría y Control chocaba con los funcionarios que rechazaban la supervisión, con justificaciones o con algún padrino. Añadió que de ahí surgió la idea de convertir esa oficina en la actual Contraloría General de la República, con mayor jerarquía, subordinada sólo al Consejo de Estado y bajo la autoridad directa del propio mandatario.

En un giro desacostumbrado, Castro citó los casos de tres ex altos funcionarios, Jorge Luis Sierra y Yadira García –destituidos este año de sus respectivos cargos en el gobierno– y Pedro Sáiz, depuesto en 2009 como líder del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la capital.

Castro informó que a los tres se les pidió la renuncia a sus asientos en el Politburó del PCC y a su cargo de diputados a la ANPP. Sierra, quien era vicepresidente del gobierno y ministro del Transporte, se tomó atribuciones que no le correspondían e incurrió en errores que hoy estamos pagando, puntualizó el mandatario. García hizo un pésimo trabajo como ministra de la Industria Básica –que incluye petróleo y níquel– y permitió el derroche de recursos en la ampliación de la niquelífera Pedro Soto Alba, un emprendimiento mixto del Estado cubano con la empresa canadiense Sherritt.

Sáez, añadió Castro, dando muestras de superficialidad incompatibles con el cargo de primer secretario del Partido en la ciudad de La Habana, infringió normas del trabajo partidista.

En el plano personal, los tres seguirán siendo mis amigos, pero yo sólo tengo compromisos con el pueblo, subrayó el presidente.