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Tragedia en Puebla
Estallido en ducto de Pemex deja 28 muertos y 53 heridos

Miles de vecinos de San Martín tuvieron que huir hacia otros estados

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Al menos 115 casas de San Martín Texmelucan resultaron dañadas por el estallidoFoto Víctor Camacho
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Vecinos tuvieron que ayudar a los bomberos y elementos de Protección Civil en el traslado de los 53 lesionadosFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de diciembre de 2010, p. 4

Puebla, Pue., 19 de diciembre. Al menos 28 muertos y 53 heridos, 115 viviendas afectadas y daños aún incuantificables a la infraestructura urbana a lo largo de kilómetro y medio de las márgenes del río Atoyac fue el saldo que dejó en el municipio poblano de San Martín Texmelucan el estallido de un ducto de 30 pulgadas de Petróleos Mexicanos (Pemex), informaron autoridades federales y estatales.

Entre los muertos, 13 eran menores de edad. La conflagración ocurrida la madrugada de este domingo dejó en ruinas a 32 viviendas y causó pánico entre miles de habitantes de la cabecera municipal, que huyeron inmediatamente hacia la capital poblana y localidades vecinas de Tlaxcala, Hidalgo y el estado de México.

Según las investigaciones iniciales, el primer estallido se suscitó en una toma clandestina del ducto de petróleo crudo ubicada en la unidad habitacional San Damián, mientras las explosiones posteriores obedecieron a que el hidrocarburo se derramó hacia el Atoyac, donde halló un punto de ignición y extendió el fuego a casas, negocios y oficinas asentados a lo largo kilómetro y medio, aproximadamente.

Según los vecinos, el estallido inicial se oyó a cinco kilómetros de distancia, pero las llamaradas eran visibles desde más lejos, y el denso humo negro cubrió rápidamente la región, hasta abarcar municipios como Atlixco, Huejotzingo, San Juan Cuautlancingo, San Andrés Cholula y la capital poblana.

Una vecina de Vista Alta mencionó que el río Atoyac parecía impregnado de chapopote, y eran aproximadamente las 8 horas cuando el olor a combustible quemado ya inundaba el sur de la ciudad de Puebla, cuando desde dos horas antes había iniciado la movilización de bomberos, personal de Protección Civil, ambulancias y elementos del Ejército hacia la zona del siniestro.

El gobierno del Distrito Federal envió 38 bomberos, 10 asistentes de Protección Civil, 10 carros-tanque, tres carros-bomba y otros tres vehículos con agua ligera para respaldar las tareas de auxilio y protección. Los esfuerzos conjuntos fueron insuficientes y los vecinos debieron participar en el rescate de heridos y el retiro de cilindros de gas.

Por las explosiones en registros y atarjeas que produjo el petróleo filtrado al drenaje se temía un mayor desastre, pero los bomberos vertieron inhibidores de fuego y explosividad en la red de aguas negras para conjurar la amenaza.

A esa hora el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, se comunicó con el gobernador del estado, Mario Marín Torres, para realizar una primera evaluación. Luego la presencia militar aumentó, y los efectivos desplegados bloquearon los accesos a la cabecera municipal.

La central camionera de Puebla suspendió las corridas hacia San Martín, pero el aeropuerto Hermanos Serdán mantuvo sus actividades a pesar de la nube negra en el cielo. El tráfico en la carretera federal Texmelucan-Huejotzingo se reanudó a las 9:30, y a esa hora comenzó el retorno de quienes abandonaron sus hogares.

Entre llamaradas, árboles calcinados y casas destruidas el riesgo de más explosiones era latente, mientras los periodistas transitaban sin mayor problema por el área restringida, lo mismo que civiles en busca de familiares.

La radio local interrumpió su programación dominical para ofrecer los primeros reportes del incendio –que fue controla a las 10 de la mañana–, y el secretario de Gobernación estatal, Valentín Meneses, dio a conocer que 10 de los muertos eran miembros de una familia.

Cinco fotógrafos que llegaron de inmediato al área del desastre se introdujeron a una vivienda calcinada, sin que el personal de Protección Civil presente lo evitara.