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Expone seis tomas captadas con la primera cámara que empleó rollo

Jurado no requiere de la foto digital: quiero ver cómo eres, no tus entrañas

La creación de George Eastman, en 1888, también se exhibe en la muestra con la que el maestro, de 83 años, se despide del oficio de la lente

Foto
Los retratos tomados con la cámara de Eastman son inéditos, entre ellos el de Raquel Tibol, que se muestra sobre estas líneas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 20 de diciembre de 2010, p. 9

San Cristóbal de Las Casas, Chis., 18 de diciembre. En 1888, George Eastman fabricó la primera cámara fotográfica que usaba rollo de película, a la que llamó Kodak. Carlos Jurado tomó seis fotografías con esta cámara, que también se expone en la muestra titulada Varia y algunos retratos circulares, en la galería Albertina de esta ciudad. “Simplemente es un experimento para saber cómo se podía interpretar una imagen en aquel momento, en comparación con hoy día. Qué se tiene, qué no se tiene; qué se pierde o qué se gana con las cámaras de hace dos siglos –explica.

“El instrumento es lo de menos, pero no deja de tener cierta importancia experimentar y conocer cómo un objetivo antiguo resuelve una imagen, en relación con los objetivos actuales. Entonces encuentro, por ejemplo, una atmósfera distinta, aparentemente defectuosa desde un punto de vista actual, cuando una cámara digital da un realismo más allá de la realidad. Se toma una foto con una cámara analógica, y sobre todo antigua, que tiene lentes pulidos de otra manera, y da una cierta suavidad en las facciones, que son como realmente las estás viendo. Pero viene la cámara de alta definición y entonces las verrugas que tienes en el lado noroeste del ojo aparecen de manera agresiva, horrible. ¿Para qué?

No quiero ver tus entrañas

Estas seis fotos (una de ellas de Raquel Tibol, otra de Nadia y Pedro Meyer) no requieren alta definición ni escenografía. Quiero verte como eres, no tus entrañas, ni cómo respiras; eso no me interesa. Me interesa el conjunto de tu ser, lo que puedes proyectar como persona, y tu cáscara exterior puede decir mucho, pero en el sentido en que puedes apreciar una realidad que está frente a ti, que no la puedes forzar. En fin, me interesa lo que está saliendo, del corazón.

El artista vino esta ciudad a presentar dos libros, uno sobre su pintura, Carlos Jurado o la constancia de la luz, del escritor José Antonio Reyes Matamoros, y otro sobre su trabajo fotográfico, El arte de la aprehensión de las imágenes o el unicornio, trabajo de José Antonio Rodríguez y Alberto Tovalín, editado por la Universidad Veracruzana.

En la galería Albertina, que cumple su segundo aniversario, se muestra un conjunto de 20 imágenes: seis retratos inéditos y 14 fotos tomadas con cámara estenopeica. Carlos Jurado declara que esta exposición es la última y definitiva cancelación de su trabajo fotográfico. “No vuelvo a hacer otra en mi vida; entonces, esta exposición tienen para mí un significado especial, para mi punto de vista interior conmemora mi retiro definitivo de la fotografía. Entonces es variada, tiene imágenes muy distintas –paisajes, retratos–, pero no pretende dar, porque ni se puede en ese espacio, dar toda una secuencia de vida de trabajo. Son algunas fotos que, según mi criterio, tienen cierta estética y cierta belleza. Es lo único que trato de enseñar: que hay fotos que se pueden hacer con una camarita de cajón y lograr cierta belleza; eso es lo único”.

El maestro, a sus 83 años, afirma que seguirá trabajando, hasta donde le dé el tiempo. Lo que sí me gustaría es que mi humilde trabajo quedara de manera modesta si es posible, pero preservada, para que algunas generaciones posteriores sacaran conclusiones de él. Quisiera tener un sitio donde me garantizaran donar mi obra; preferiría que fuera en San Cristóbal de Las Casas, que es mi ciudad. Que quedara, digamos, asegurada por un tiempo, para que pudiera ser juzgada por generaciones más jóvenes.