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En la capital se mantiene vivo el sueño de encontrar un tesoro

Negocio especializado vende a diario un promedio de dos detectores de metales

La arqueóloga Janis Rosas encontró más de 3 mil monedas en una casa del Centro

 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de diciembre de 2010, p. 37

A pesar del ajetreo que se vive en la ciudad, muchas personas conservan la ilusión de encontrar un tesoro con el que en un solo día se vuelvan millonarias.

Adela Contreras, propietaria de un establecimiento especializado en la búsqueda de tesoros, ubicado en la colonia Roma, asegura que desde hace más de medio siglo suelen vender un promedio diario de dos aparatos para la detección de metales.

Todo tipo de personas busca tesoros, afirma, desde el dueño de librerías famosísimas y que está ubicado en el centro de la ciudad, hasta propietarios de casas antiguas y personas que ingenuamente comienzan a buscar porque una adivina les dijo que encontrarían dinero oculto, así como gente rica que lo hace simplemente por afán de aventura.

A veces, al buscar dinero se encuentran otros secretos, como pasadizos que unen casas con iglesias.

En el entierro de los tesoros hay variantes de género: los hombres suelen sepultar su dinero a más de un metro de profundidad, mientras que las mujeres lo hacen a unos 80 centímetros, o dentro de paredes, debido a la diferencia de fuerza muscular, asegura.

El Tesoro de Moctezuma

En la capital existe la leyenda de que hay tesoros ocultos en cementerios y casas antiguas del Centro Histórico y de las colonias Roma, Azcapotzalco, Santa María la Ribera, Mixcoac y Coyoacán, señala.

Uno de los casos comentado en años recientes fue el hallazgo de 3 mil 322 monedas de plata y cobre, que fueron enterradas por un comerciante de la época de la Revolución, en la calle de Mina 32, en el Centro, y que fueron encontradas por la arqueóloga Janis Rojas Gaytán cuando hacía trabajos de salvamento por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con motivo de la construcción de una unidad habitacional de interés social.

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Aspecto de uno de los tesoros encontrados por la familia Contreras y exhibido en su tienda de la colonia RomaFoto Jesús Villaseca

El hallazgo de un tesoro, explica Contreras, tiene como creencias la existencia del dinero que alguien acumuló, así como su muerte repentina, como puede ocurrir en épocas turbulentas.

Por ejemplo, en la época de la guerra cristera, las bandas de rebeldes solían robar o secuestrar a gente adinerada para obligarla a cooperar con su causa, por lo cual muchas veces las víctimas se anticipaban y ocultaban su dinero.

Esos tesoros, o entierros, puden tener centenarios, monedas de plata, lingotes y joyas. Se han encontrado tesoros de metales preciosos en zonas mineras, en Querétaro, Hidalgo, Guanajuato y San Luis Potosí.

Existen también las grandes fortunas legendarias, como el llamado Tesoro de Moctezuma, que sigue atrayendo la atención de empresas trasnacionales que lo buscan en el Golfo de México, no obstante el gran costo que ello representa.

En su libro El Tesoro de Moctezuma se asoma (Vicova editores, México, 1987) Vicente Contreras Vázquez, buscador de tesoros, relata cómo el pescador Raúl Hurtado Hernández descubrió una gran fortuna, formada por decenas de piezas de oro, y que en un principio se creyó era el de Moctezuma.

El humilde personaje sufrió persecuciones y estuvo encarcelado a raíz de su hallazgo, cuyo valor se ha calculado entre 200 millones y 3 mil millones de pesos.