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Mensaje del cardenal con motivo del día de la Guadalupana

Condena Rivera el brutal interés de la delincuencia por imperar
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de diciembre de 2010, p. 12

Al contrario de la esencia del pueblo, cuya naturaleza es de nobleza, sencillez, humildad, bondad y laboriosidad, en los últimos años nos desconocemos y la violencia y el crimen ahora imperan en muchos corazones, sentenció el cardenal Norberto Rivera Carrera durante la homilía pronunciada en la misa para festejar a a la Virgen de Guadalupe, en la Basílica.

Mientras, en la Catedral Metropolitana, Alberto Fernández Valencia, archidiácono del templo, se refirió al clima de violencia que se vive en Michoacán y otros estados de la República, al decir que en ellos “no vivimos como hermanos, y son cristianos los que son asesinados, y son cristianos –llevan su medallita colgada al cuello– quienes matan, drogan y violentan a su hermano y fomentan la cultura de la muerte”.

Por ello, el sacerdote llamó a construir en México los caminos de unidad, concordia y paz, y urgió a profundizar en la fe en las circunstancias de muerte, violencia, dolor, injusticia y discriminaciones para muchos compatriotas, para buscar el progreso de nuestra nación a través del amor, la unidad, la concordia, la justicia y la paz.

Durante la Bendición de las Rosas en la Basílica, Rivera Carrera advirtió que en los tiempos que corren predominan el individualismo, la soberbia y el egocentrismo.

Apuntó que los corazones vacíos [de los criminales] desprecian la vida humana y tienen un brutal interés de dominar al otro esclavizándolo en las adicciones y que adoran al dios dinero y al dios poder.

El arzobispo primado de México lamentó que en México, como en otros pueblos, se padezcan terribles violencias y el tejido social se esté deteriorando. En ese sentido, exhortó a sustentar los verdaderos valores morales, espirituales y humanos.

Rivera se refirió a la iniciativa propuesta durante la reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano, efectuada en Brasil, de emprender una misión continental permanente, en la que los valores de honestidad, libertad, bondad, pureza y solidaridad conduzcan a una superación total.