Economía
Ver día anteriorLunes 13 de diciembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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as condiciones de vida de los grupos de la población que conforman la clase media se han puesto de relieve en un estudio de la OCDE (En qué medida es clase media América Latina, 3 de diciembre 2010).

Se había dado mucha atención al tema de la pobreza y ahora se considera lo que de modo técnico se llama en el texto los estratos medios. Una ventaja de esta propuesta es que se pueden identificar definiendo el rango de los ingresos de dichos grupos.

Si se toma la mediana de los ingresos de un país (el nivel que está en medio de la serie y no el promedio): Los estratos medios se definen como el grupo compuesto por los hogares con ingresos comprendidos entre 50 y 150 por ciento de la mediana nacional de los ingresos, dice el estudio.

En México en los tres primeros trimestres de 2010 la mediana del ingreso fue del orden de 3 mil 870 pesos al mes (la media fue 4 mil 963) por persona ocupada. Conforme al criterio de la OCDE, el estrato medio estaría conformado en términos generales por las personas que reciben un ingreso de entre mil 935 y 9 mil 675 pesos. Si en un hogar hay dos personas ocupadas, esto equivale a una mediana de ingreso de 7 mil 740 pesos, y otra vez, según el criterio anterior, a entre 3 mil 870 y 19 mil 350 pesos al mes.

De aquí se pueden hacer consideraciones más precisas acerca del número de personas que están en distintos niveles de ingreso y, así, en los estratos medios, según la OCDE.

Los estratos medios representan niveles de ingresos muy amplios y en su parte baja son realmente muy reducidos. Tiene que ver con la estructura de la distribución del ingreso en la sociedad y la fuerte concentración que se da en el estrato más rico.

Usualmente se considera en México una distribución por deciles de hogares, o sea, grupos de 10 por ciento de hogares. En ese rango se advierte que el decil X, el de más altos ingresos, acumula más de una tercera parte del total. Si esta apreciación se hiciera en percentiles (cada 1 por ciento de los hogares) se advertiría más el grado de la concentración que existe.

El texto de la OCDE mide, también, el grado de vulnerabilidad de los estratos medios, es decir, la posibilidad de que regresen a la pobreza. En México esta posibilidad es elevada. Esto se refiere a las pautas de la movilidad social. No se considera en ese estudio el impacto de la crisis de 2009 (con una caída del PIB de 6 por ciento). Aunque se estima que el efecto de esta crisis fue menor que la de 1995, es necesario evaluarlo.

El nivel de ingreso no es el único indicador de las condiciones de los estratos medios, se hace referencia al acceso a la educación, la salud y el efecto de las transferencias públicas por la vía, por ejemplo, de los subsidios.

En este tipo de tratamiento de las condiciones sociales de diversos grupos hay que hacer explícita la situación referida a las capacidades de la población para acceder a mejores niveles de vida y, sobre todo, para mantenerlos. El estudio de la OCDE lo hace sólo en parte y no directamente. Las capacidades son el instrumento para ir reduciendo el grado de vulnerabilidad de los estratos medios. Su espectro es muy grande y la medición de sus alcances es una prueba de fuego de las políticas sociales y económicas.

Tómese el asunto de la educación; no es suficiente señalar que son más los años de estudios a los que accede ahora la gente si no se considera la calidad y la preparación que esto representa para el trabajo (no menos significativo es el mejoramiento de las habilidades intelectuales que tienen que ver con aspectos clave como la lectura). O, en su caso, la estabilidad financiera y los límites de su efecto en el crecimiento del producto y del empleo.

Es relevante destacar el ámbito de lo que en el estudio se denomina como estratos medios; su situación repercute no sólo en la capacidad de consumo y ahorro, en las condiciones de trabajo y, en general, del bienestar. También se vincula con actitudes en lo político y electoral, con las valoraciones más generales de las relaciones entre sociedad y gobierno, así como con las expectativas individuales, familiares y de grupo.

Pero esto no puede arrinconar el hecho de que persiste la pobreza entre un gran número de familias del país. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señala que en 2006 había 13.8 millones de personas en condición de pobreza alimentaria y subió a 18.2 millones en 2008 (con la crisis de 2009 se estima que podrían ser 22.3 millones). Esta es una de las medidas más básicas de la pobreza, sobre la que hay que añadir otros elementos que la componen.

El asunto abre una serie de consideraciones sobre la conformación de esta sociedad (y su desigualdad), así como sobre los criterios de las políticas públicas, cuyo carácter es esencialmente de tipo focalizado y sus resultados son bastante cuestionables.

México es un país que ha cambiado de modo significativo en las últimas dos décadas, una observación aunque sea somera así lo indica. Tiene que hacerse una ponderación cuidadosa del asunto de los estratos medios y su significado social, y no convertirlo en una especie de espejismo que sirve ya para construir un discurso político con intereses bien definidos e identificables, y también muy cuestionables.