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Creó claves divertidas para entender la segunda mitad de nuestro siglo XX: experto

El conjunto de la obra de Abel Quezada llega al Museo de la Ciudad de México

La exposición Códice AQ reúne alrededor de 350 trabajos del archivo del caricaturista, pintor y periodista, dice Alfonso Morales

Se confirma la vigencia de la crítica del artista

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Fragmento de Petróleos Mexicanos: una historia de dos murales, 1990, obra de Abel Quezada incluida en la muestra que hoy se inauguraFoto Roberto García Ortiz
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Alfonso Morales ayer, durante la entrevista con La Jornada, en la capilla grafomaniaca, donde se inicia la exposición de Quezada en el recinto cultural de Pino Suárez 30, Centro HistóricoFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de diciembre de 2010, p. 6

Más que una retrospectiva, Alfonso Morales ve como un ensayo museográfico su curaduría de Códice AQ: Abel Quezada, exposición de alrededor de 350 piezas provenientes del archivo del caricaturista, historietista, dibujante, comentarista, cuentista, periodista, pintor y muralista nacido en Monterrey.

La muestra será inaugurada hoy a las 19:30 horas en el Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez 30, Centro Histórico).

Morales, quien trabaja en el archivo desde hace 13 años, explica que el título de la muestra procede de la idea que la obra conjunta de Quezada (1920-1991) integra, en efecto, un gran lienzo, un conjunto de claves divertidas que permiten entender la segunda mitad del siglo XX en México.

La idea de códice es intentar leer de manera integral la obra de alguien que recorrió casi todos los géneros del dibujo: pequeño y mediano formatos, ilustración publicitaria, cartones, historietas y murales.

Humorismo contra la retórica

A finales del año pasado se montó la exposición Adorable y enemiga: la ciudad de México en los trazos de Abel Quezada, en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec, como principio de una larga lista de proyectos y sueños que iremos haciendo realidad en un futuro próximo (La Jornada, 11/1/10), expresó entonces Josefina Quezada Rueda, presidenta de la asociación civil Abel Quezada.

Quisimos que la obra y el punto de vista crítico y humorístico de Quezada no estuvieran ausentes en los festejos (del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución) que nos han inundado de retórica nacionalista o de confeti y juegos de luces, anota Morales.

Para el entrevistado, había que “volver a Quezada en la medida que como dibujante de algún modo hizo lo mismo que ensayistas como Jorge Portilla en Fenomenología del relajo u Octavo Paz en El laberinto de la soledad: intentar descifrar ese misterio que es el mexicano. Esa combinación de virtudes y defectos, defectos que hacen pasar como virtudes, que componen nuestra supuesta idiosincrasia nacional”.

Con la exposición se confirma la vigencia de Quezada, además de las posibilidades de la caricatura y el dibujo como la exhibición del humor, una forma de la inteligencia.

Las grandes novedades de Códice AQ, aparte de la propuesta museográfica, son la exhibición de algunas piezas que pocas personas habían visto, como es el caso de Petróleos Mexicanos: una historia en dos murales, pintado por Quezada en 1990 para la sala de juntas del consejo de administración en la Torre Ejecutiva de Pemex, en Marina Nacional.

Otra son los cuadernos de viaje de quien confesaba padecer de grafomanía, al querer decir y explicarlo todo por medio del dibujo. Contienen apuntes de todo lo que observaba en sus periplos, que a veces terminaban en cartones o cuadros. De allí que la exposición se inicia con una capilla grafomaniaca.

La tercera novedad es la exhibición de un material iconográfico que ilustraría Los 40, cuando todo cambió, libro de memorias de Luis Barrera Fuentes, amigo de Quezada. Al parecer el volumen nunca vio la luz pública, sin embargo, se trata de materiales fotográficos que el caricaturista coleccionó a lo largo de su vida profesional, ya fuera por gusto o porque le eran útiles para su trabajo.

Morales señala que mucha de la museografía deriva de los propios cartones, pues Quezada los utilizó de muchas maneras hasta negándolo con una plasta negra, como aquel cartón famoso por el 2 de octubre del 68, o como espacio de la fábula, de la confesión personal, como carta o corrido o secuencia de historieta.

El investigador apunta que Abel Quezada sabía de sus alcances como dibujante y por eso desarrolló un estilo de texto ilustrado que combinaba y entreveraba imágenes con textos.

De acuerdo con Alfonso Morales, el creador de personajes como El Charro Matías, Gastón Billetes y El Tapado, siempre profesó el gusto por la pintura. De allí que se exhibe el gouache titulado Comales, de 1952. De hecho, Códice AQ reúne gran cantidad de cuadros, la mayoría propiedad de la familia Quezada. Entre otros está Proyecto para el mural México saliendo de la crisis, de 1988.