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Contra el Establishment
Las divulgaciones, un tesoro: investigador
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de diciembre de 2010, p. 24

París, 6 de diciembre. Las filtraciones de más 250 mil cables diplomáticos, que comenzaron hace una semana por Wikileaks, son incomparables con los archivos secretos divulgados en otros tiempos, porque el origen diverge y no persiguen los mismos fines, afirma el investigador Robert Frank, la Universidad de París.

De acuerdo con Francois Heisbourg, de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS, por sus siglas en inglés), en el pasado las principales repercusiones de la publicación de documentos secretos se manifestaron por rebote en terceros países, y en algunos casos tuvieron importantes consecuencias.

El caso más célebre fue el de los archivos zaristas en 1917, cuando el nuevo poder revolucionario en Petrogrado decidía romper con la diplomacia secreta y hacer públicos los tratados y protocolos confidenciales del antiguo régimen.

El segundo ejemplo tuvo lugar en junio de 1940, después de la victoria de la Alemania nazi sobre Francia. Se refiere al tren que los alemanes detuvieron en el centro de Francia cuando se dirigía hacia la zona libre, en el sur del país, poco después del armisticio. En esa locomotora se encontraban los archivos secretos franceses. Los nazis los utilizaron de forma metódica, provocando de rebote consecuencias que se hicieron sentir sobre todo en Suiza.

Esos casos alimentaron los argumentos de quienes consideran que la diplomacia secreta es peligrosa.

Pero para Robert Frank, las filtraciones de Wikileaks tienen origen diferente. “No se produjeron al final de una historia. No fue una filtración organizada por un ganador en detrimento de un vencido. Reveló asuntos de actualidad, que están en curso.

Para los analistas de la actualidad, esas divulgaciones son un tesoro. Pero lo que es bueno para un experto deja de serlo para la diplomacia o para un gobierno que necesita actuar en secreto, opinó el historiador francés.