Opinión
Ver día anteriorSábado 4 de diciembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los de Abajo

Debate sobre la prostitución

L

os hombres y mujeres que se dedican a la prostitución merecen que su actividad sea reconocida como un trabajo, con garantías y derechos laborales, señala la Brigada Callejera, organización que acompaña y defiende los derechos de las personas que se ganan la vida ofreciendo servicios sexuales. Esta postura responde a las recientes declaraciones de Teresa Ulloa Ziaurriz, directora regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés), quien afirma que el debate para exigir el reconocimiento del trabajo sexual propicia que expanda sus negocios la industria del sexo, actividad que es protegida u operada por los grupos dedicados al tráfico de drogas.

Sin negar el enorme problema de la trata de personas en todo el país, Jaime Montejo y Elvira Madrid, de la Brigada Callejera y de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, advierten que el problema de fondo no está siendo atacado por las personas, instituciones, organizaciones y gobiernos que aseguran querer rescatar a las mujeres explotadas sexualmente, pues lo que hay detrás de esta postura son una serie de intereses económicos encaminados a una limpieza social.

La prostitución se debe entender como trabajo porque “es una actividad que ejercen hombres y mujeres adultos para ganarse la vida, que consiste en intercambiar servicios sexuales por dinero. Como en cualquier área laboral, aquí hay patrones que sacan provecho de la actividad, es decir, hay una explotación. Por eso se trata de que estos patrones, dueños de hoteles o bares en los que se ejerce el trabajo sexual, reconozcan sus obligaciones y mediante iniciativas de ley pertinentes se responsabilicen del Seguro Social, el Infonavit, prestaciones de ley, etcétera, de tal forma que los y las trabajadoras cuenten con las mismas garantías que contempla el derecho laboral mexicano.

Las autoridades, denuncian Montejo y Madrid, saben perfectamente dónde y cómo opera la trata de mujeres, pero su objetivo no es acabar con estas mafias, sino colaborar con los intereses económicos en los que las trabajadoras sexuales les estorban. Por ejemplo, indican, la instalación en la ciudad de México de la línea 1 del tranvía turístico que irá de Buenavista a Pino Suárez, tramo en el que se están realizando operativos de limpieza porque las trabajadoras afean la zona.

Para combatir la trata, indican, es necesario “empezar por los lugares en los que viven y se reproducen los explotadores y que son, como lo sabe todo el mundo, 15 pueblos de Tlaxcala (entre ellos Apizaco) y 12 de Puebla (como San Martín Texmelucan), lugares en los que se concentra la mayoría de casas de seguridad en las que tienen secuestradas a mujeres que son obligadas a prostituirse.