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El versador y arpista presenta hoy Timonel en el Museo de Culturas Populares

Muchos se sirven del son, pero pocos le regresan algo al género: Chucho Gil

El jaranero es reconocido en el extranjero; en México sólo le queda talonear en bares

Foto
Chucho Gil y Celia Lara de Gil, madre del compositor veracruzanoFoto Ixchel Reyes
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de diciembre de 2010, p. a12

Tras cinco años de esfuerzo y paciencia, de visitas continuas al estudio de grabación y con el apoyo de la cuatitud, Jesús Chucho Gil, versador, arpista y jaranero veracruzano, ha logrado sacar al mercado Timonel, su primera producción discográfica de sones jarochos que hoy presentará en punto de las 18 horas en el Museo Nacional de Culturas Populares.

Grabado en los estudios de Radio Educación, bajo el cuidado de Edmundo Cepeda, Timonel es un álbum de 15 temas que resume sentimientos, estilos y desarrollos musicales en torno al son y la versada jarocha; ejercicio que da fe de un oficio sólido y una herencia bien asumida por este hombre franco y jovial que, a su manera, dice aportar algo al género sotaventino.

Quizá lo que aporte sean mis versadas y otras formas de hacer musica, con elementos que no son muy acostumbrados en los arreglos tradicionales del son jarocho, comienza por contarnos Chucho Gil.

Mi intención desde que comencé ha sido tratar de aportar algo que dé vigor a nuestro género, ya que por la comercializacion y utilización para asuntos ajenos a su propósito ha frenado su desarrollo y no se están generando nuevos sones, expone.

Y algo de razón hay en ello, ya que en gran medida lo que los actuales soneros y jaraneros tocan son viejos sones tradicionales

“Muchos son los que se sirven de esa caldera y pocos los que le han regresado algo. Yo intento, con mi versada, mi música y mi canto aportar, aunque sea un pedazo de leña pa’ que se siga calentando el fogón.”

Pasante de la carrera de filosofía y letras en la UNAM, Chucho Gil, es un fino compositor, cuyas canciones aluden al amor, la fiesta y los temas de carácter social. Siempre estoy atento a lo que sucede en mi entorno y en ello confluyen todo tipo de situaciones, desde lo amoroso hasta lo social y político. De todo hago mi versada, expresa.

Rapidez para improvisar

Como versador es hábil e intuitivo, cualidades que definen al buen sonero. La rapidez, en la improvisación y la variedad de coplas es lo que distingue este quehacer. Aquellos que ya tienen hecha la cosa son falaces y hay muchos por ahí, expresa con mal disimulada muina.

Reconocido en el extranjero, adonde ha actuado en solitario como repentista y jaranero, afirma que el intento por exponer su arte en foros culturales del país ha sido infructuoso y al carecer de alternativas laborales no le ha quedado otra que talonear en restaurantes y bares. “No es algo que sea de mi agrado, pero lo tengo que hacer, hay que llevar la chuleta a casa”, comenta entre risillas.

Y aunque esa actividad lo expone a la crítica de los puristas del género como músico comercial o marisquero, dice no importarle esto, ya que su versada vale igual ante el Papa y ante el diablo

En el cuadernillo del álbum, el periodista Arturo Jiménez escribe: Este músico ha ido tamizando su arte de compositor y arreglista; filtrando, condensando, una propuesta de gran calidad y profundidad artística. No sólo dentro del son o la música popular, sino dentro de la música contemporánea en sí.

“Quien escribe esto es un amigo muy querido y ve en mí condiciones que no tengo. Yo creo que si algo he aportado ha sido, repito, mi repentismo y la forma de tratar al son jarocho ligándolo con otras expresiones soneras. Soy de la idea de que el son cubano, el caribeño y el jarocho tienen mucho en común y por ahí encamino mis arreglos.

Mi trabajo está regido por el son. El son como término es como el ¡ole!, pues no tiene definición, pero musicalmente sí. Tiene sus reglas, sus leyes, y estas se rigen por el compás, el tempo rítmico, las armonías y la melodía. A partir de conjugarlas se establecen las variantes que definen estilos. A mí me gusta combinar esos aspectos, por eso lo que yo hago se escucha diferente aunque sea el mismo son

Heredero de la tradición musical de la cuenca del Papaloapan, Chucho Gil menciona que el son jarocho nunca ha estado muerto ni olvidado, por lo que no hay nada que rescatar. Esto lo dice como respuesta a todos los estámn empeñados en salvar al género.

“El son jarocho siempre ha estado ahí, entre nosotros, desde tiempo inmemorial, acompañándonos en la cotidianidad, en los momentos de regocijo. El son jarocho es como un árbol frondoso de raíces fuertes que abreva en esa trietnia que mencionan los estudiosos. Entonces, quien diga que está o estaba muerto y ha salido como un superman a su rescate, es un embustero.”

La charla prosigue con este personaje, que llegó a la entrevista vestido como suele hacerlo”: traje blanco, impoluto, tocado con su sombrero cuatro pedradas y jarana en mano. Mientras charlamos escuchamos el disco en cuestión que se inicia con un homenaje a su padre Víctor Manuel (Tu voz es luz y tonada que dentro de mí palpita) y continúa con sones y canciones de su inspiración entre las que destacan, por su excelente factura, Deseo y fantasía.

En Timonel hay rumbitas como el Soneto son y la propia Rumba; un corrido-son a Nicolás Guillen, una décima al Che Guevara (Guerrillero generoso) y un reclamo por la ley Televisa, entre otras lúdicas propuestas.

Al concluir la escucha el maestro Gil manifiesta a manera de invitación: “Ahora quiero compartirlo con la gente; que conozca mi versada, que sepan quién es Chucho Gil, el de Alvarado, Veracruz.”

La presentación de Timonel estará a cargo del cantautor David Haro, el poeta Alfredo Giles-Díaz y quien esto escribe. La cita es hoy en el Museo Nacional de Culturas Populares, en Hidalgo 289, colonia del Carmen, Coyoacán, a las 18 horas.

Al finalizar habrá un brindis de honor con tradicionales toritos veracruzanos.