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Es un fenómeno de las redes sociales, con 4 millones de visitas

Lamenta Jessy Bulbo que el narco se apodere de espacios para tocar
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A mi no me va a contratar una instancia cultural, porque enseño las chichis y porque mis rolas son reguarras, señala Jessy BulboFoto Gabriel Peña
Especial
Periódico La Jornada
Sábado 4 de diciembre de 2010, p. a11

Reina del rock subterráneo de las redes sociales –sólo debajo de figuras mediáticas como Belinda y Anahí– con más de cuatro millones de visitas, Jessy Bulbo ha construido su legión con sólo dos discos y sus presentaciones en vivo rebosantes de desparpajo, audacia y letras directas.

En cada tocada, sus seguidores participan en sus lúdicas danzas al compás de su bajo y en la vocalización de canciones como Maldito o Comal. Su historial incluye una militancia con las Ultrasónicas, lapso donde ella inició sus coqueteos con el público mediante rolas como ¡Qué grosero! Actualmente Jessy está sin disquera y sin tocadas; esto último, por varios motivos, entre ellos, porque muchos sitios donde se presentaba han sido tomados por el crimen organizado.

En una plática sobre estos y otros temas, Jessy rememora el debut del grupo que ahora lleva su nombre: “El primer toquín donde adoptamos tal nombre, fue un jueves de abril de 2005 en el Foro Alicia; alternamos con Rod Levario y Hedonia; desde entonces hemos sacado dos discos: Saga mamá y Taras bulba. Y no sé qué vaya a pasar con el tercero. Ya está terminado”.

“En el primer disco hay 10 rolas mías, está el cover de Love me two times; en el segundo, mías mías, sólo está Experiencia cítrica y Me muevo –porque Comal es del dominio público– y Muñequita sintética es de Haragán”, aclara.

Aparte de las mencionadas canciones, Jessy alcanzó notoriedad con Maldito definitivamente es la canción con la que más me conocen, prosigue la cantante, fenómeno del rock subterráneo en las redes sociales.

“En el myspace rebasamos los cuatro millones. Está cañón; andaba por donde están RBD y Belinda, personajes que, definitivamente, tienen mucha más difusión que yo. En facebook y Twiter tengo muchos seguidores, pero no con tanta candela como en el myspace.”

Afirma, sin falsa modestia, de de los beneficios tangibles de esta situación: “Yo siento, que sobre todo –no sé si eso sea fama– me volví una persona muy conocida”.

Órale, qué loco

Durante una temporada, los conciertos y los mensajes llegaban por sí solos; sin embargo, Jessy hace una reflexión “este año, curiosamente, lo he sentido así como qué, con Maldito en la radio y el Vive Latino fue la cresta de la ola; pero ha venido bajando. A todo mundo a mi alrededor le parece que no: porque pasó lo de los millones de amigos en myspace; porque me volví una persona muy conocida. Pero no he vuelto a tocar en el Vive. No he vuelto a tener tocadas grandes donde llene yo. Recuerdo que en 2007, regresando de España, fuimos a tocar al Chango, en Cuatlitlán Izcalli: estaba tocando Yucatán a go go; el lugar estaba tan lleno y la banda enloquecida baile y baile, que dije: ¡qué padre! Espero que no acabe de tocar Yucatán a go go y se salgan todos. Terminó la rola y la banda empezó a gritar: ¡Jessy, Jessy! Órale dije, qué loco, nos están esperando a nosotros. Había cinco mil personas. No me ha vuelto a pasar.

En el Faro de Oriente había más que eso, pero no éramos nosotros los meros meros. Esa estuvo poca madre, pero no fuimos nosotros solos. Tuvimos una buena época. Todavía el año pasado tuvimos muchas, muchas tocadas; somos una banda poderosa en vivo, bien amarradita. Pero a partir de diciembre del año pasado, a hoy, hemos tocado tres veces.

Ante lo contradictorio de la situación, Jessy trata de explicar las posibles causas: “Una puede ser, que se acabó la ola de nuestra canción, Maldito; otra, que el segundo disco no tuvo el impacto que tuvo el primero y también, quedarnos sin disquera. Y pues, con todo esto se acabaron las tocadas. A qué se debe, nadie lo sabe, obviamente. Igual puede ser que, orita lo que está fuerte es Lady Gaga, entonces como que el público masivo se volvió a poperizar.”

Continuando en el tema de la falta de espacios, Jessy agrega: “a eso súmale que de repente en antros como en el Chango ya no se podía hacer tocadas porque lo había tomado el crimen organizado. A los chavos ya no los dejaban salir de sus casas. Sus papás tenían miedo de que les pasara algo. Y Monterrey, una ciudad a la que íbamos a tocar frecuentemente, está imposible; todavía nos piden un chingo, y a cada rato nos llaman para ver si vamos a tocar... y siempre, se cancela el toquín.

“El Iguana, que fue el primer lugar donde fuimos a tocar, está tomado por el narco; el Garage tampoco hace tocadas y el último al que fuimos a tocar estaba en las afueras y la gente no llegaba. Esto está pasando en toda la frontera. Yo a los únicos que veo que van a tocar a la frontera son, por ejemplo, Paté de Fua, con Conaculta.”

No estoy desmotivada

Se le pregunta a Jessy si no es recurso contratarse con una instancia oficial. La espigada cantante revira de inmediato: a mi no me va a contratar una instancia cultural, porque yo enseño las chichis, para empezar; porque mis rolas son reguarras, porque no somos virtuosos, porque no somos fusión de jazz, ni de folclor.

Sobre este trance, Jessy aclara puntos: “no me siento desmotivada, me siento como relajada. A principios de año, sí estaba como furiosa. Por qué se nos caen todas las tocadas; por qué no se puede ir a tocar a ningún lado. Pero también me decía: todos estamos igual.

De repente, vi a chavos que tocaba en el Imperial o en el Pata Negra medio vacío y me dije: a mi esto me gusta. Disfruto echarme una chela y subirme a tocar. Yo tengo esa vocación. Sin embargo, me acuerdo que el último Alicia que hicimos, estuvo llenísimo y se quedó gente afuera.

Muy en su interior, Jessy espera que nuevamente el Alicia tenga esa misma convocatoria.