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El Partido Socialista iniciará una profunda renovación tras evaluar el resultado electoral

Nacionalistas conservadores anuncian en Cataluña austeridad y baja de impuestos
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 30 de noviembre de 2010, p. 26

Barcelona, 29 de noviembre. Muy pocos catalanes se acordaron ayer de las elecciones del día anterior. El F.C. Barcelona ganó 5-0 al eterno rival, el Real Madrid. No habían pasado ni 24 horas desde que se conoció el resultado de los comicios, pero ya durante el día el principal tema de conversación lo protagonizaba el gran clásico del futbol español. El día había amanecido con unos resultados electorales que supondrán un cambio de gobierno en Cataluña, pero todo el mundo se esperaba dicho cambio y no semejante victoria del Barça. Después de acabar el partido, un aficionado gritaba en el centro de Barcelona que el Barça era quien había ganado las elecciones.

El partido de ayer ponía fin así a las elecciones y a la previa campaña electoral. A grandes rasgos, los analistas coinciden en que no ha hubo grandes sorpresas, aunque la derrota de la izquierda, en general, fue más abultada de lo esperado. De hecho, todas las formaciones de izquierda perdieron escaños en el parlamento, mientras los conservadores, tanto catalanistas como españolistas, mejoraron sus resultados.

En la sede de Convergencia i Unió (CiU) la fiesta siguió ayer por la mañana con su líder, Artur Mas, con cara de sueño y volviendo a brindar con champaña por la victoria; la de las elecciones. Rodeado de sus más cercanos colaboradores, Mas advirtió que la de ayer era la última celebración y que a partir de hoy se pondrán a trabajar. En un discurso ante cámaras, Mas recuperó su semblante serio y declaró que las circunstancias objetivas del país son muy duras. También lo serán a partir de ahora. No podemos hacer milagros.

El vocero de su partido, Felip Puig, declaró que su formación espera que los demás partidos faciliten la investidura y que piensan gobernar en minoría y mediante pactos puntuales con partidos y consensos con la sociedad. Aunque no hay un calendario oficial pactado para el cambio de poder, Puig espera que los nacionalistas conservadores puedan formar gobierno alrededor de las fiestas de Navidad.

CiU obtuvo 62 parlamentarios, quedándose a seis de la mayoría absoluta, por lo que tendrá que pactar con algún otro partido, aunque sea puntualmente, para poder gobernar. Del programa de dicho futuro gobierno habló ayer el número dos del partido, el diputado en Madrid Josep Antoni Durán i Lleida, quien anunció que el principal objetivo de su partido será la salida de la crisis.

Duran i Lleida anunció que el nuevo gobierno emprenderá nuevas medidas de austeridad y adelantó que eliminarán algunas consejerías –equivalentes a ministerios, pero a nivel regional– y secretarías generales. El diputado estatal también confirmó que, tal como lo había anunciado Mas durante la campaña, CiU bajará los impuestos, empezando por el de sucesiones, que eleminarán directamente, en un claro guiño a la clase alta catalana.

Mientras CiU comenzaba la semana descorchando botellas de champaña, en las filas de los dos partidos mayoritarios del actual gobierno tripartito, el Partido Socialista de Cataluña (PSC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), se inició ayer un proceso de autocrítica y asimilación de la derrota. Los resultados no dieron lugar a ninguna interpretación positiva. El PSC se mantuvo como segunda fuerza, pero perdió hasta nueve diputados –consiguió 28– y no consiguió ganar en el cinturón industrial de Barcelona, feudo tradicional socialista. Por parte de Esquerra los resultados fueron todavía peores, ya que perdió 11 diputados –consiguió 10–, pasando de ser de tercera fuerza a quinta.

Los socialistas reunieron ayer a su directiva para un primer análisis de los resultados y ante la evidencia del fracaso su líder y todavía presidente de Cataluña, José Montilla, anunció que no ocupará el escaño de diputado que le corresponde. El anuncio se suma así al que realizó el domingo, cuando informó que abandonará la secretaría general del partido en el próximo congreso. Montilla explicó que tomó la decisión para favorecer el proceso de renovación del PSC. Igualmente, explicó a la prensa que lo hace por coherencia y porque no es de los que se aferran al cargo y a la silla.

Montilla repitió las claves de su discurso del domingo, en el que señaló que es necesaria una profunda renovación del partido, de la que él se aparta con el objeto de favorecerla. El todavía presidente también admitió que la abstención no fue tan grande como lo esperaban, y que hubo un trasvase de votos socialistas hacia CiU y hacia el PP, así como, en menor medida, hacia Plataforma por Cataluña, formación racista y antinmigración que quedó como octava fuerza, a pocos votos de entrar en el Parlamento.

La directiva socialista acordó convocar al congreso del partido para el otoño de 2011, con la esperanza de que el delicado futuro de la formación afecte lo menos posible los resultados de las elecciones municipales del próximo mayo. Ante el fracaso en los comicios del domingo, los socialistas ahora temen perder el poder municipal en muchas de las ciudades catalanas, entre ellas la propia Barcelona, que el PSC ha gobernado desde la transición. El alcalde actual, Jordi Hereu, confió ayer en que su partido se recupere de aquí a mayo.

Sobre el incierto futuro del partido, los analistas señalan que habrá que esperar, pero que la disputa entre la corriente más catalanista y la más españolista –que ha controlado el partido en los últimos años– será apretada. Los socialistas tienen el reto de mantener la unidad del partido, si no quieren que las municipales se conviertan en el acta de defunción de la formación.

En Esquerra, el castigo del electorado fue todavía más severo y aunque su líder, Joan Puigcercós, habló ayer de la necesidad de refundar el partido y replantearse profundamente la estrategia, declaró que de momento no se plantea dimitir. Una fuente muy cercana a los republicanos, consultada por La Jornada, explicó ayer que el malestar en la formación es bastante grande y que se deben pedir responsabilidades, aunque de momento la prioridad es aguantar hasta las municipales, precisó la fuente, que prefirió mantener el anonimato. Todos reconocen en Esquerra que los resultados fueron todavía peores de lo esperado y que el reto será seguir como la mayor fuerza independentista, ante la irrupción del independentista Joan Laporta, ex presidente del Barça y su partido, Solidaritat Catalana, en el nuevo parlamento con cuatro escaños.

Un PP exultante

Después de CiU, el mayor vencedor en las elecciones del domingo fue el Partido Popular (PP), que consiguió los mejores resultados de su historia en Cataluña, se convirtió en la tercera fuerza y contará con 18 diputados en el próximo Parlamento. Su candidata, la única mujer en estas elecciones, Alicia Sánchez-Camacho, dejó claras sus intenciones ayer mismo y declaró que su propósito es defender una Cataluña constitucional, española y de la libertad.

El líder estatal de la derecha española, Mariano Rajoy, interpretó los resultados de la misma forma que su candidata catalana y señaló que éstos muestran el hartazgo con las políticas de Zapatero. El líder conservador dejó la puerta abierta al diálogo con CiU, pero aprovechó también para expresar su amor a España, dejando claro que cualquier posible acuerdo se dará en el marco constitucional vigente.