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Premios Nacionales 2010

Artesanos de BC y San Andrés Larráinzar reciben el galardón en tradiciones populares

Somos indígenas nativos y defendemos el saber de nuestros antepasados

Debemos inculcar la artesanía en nuestros hijos para que no se avergüencen de sus raíces, dice Rito Silva

Las tejedoras chiapanecas pusieron el toque de belleza con sus llamativos atuendos

Foto
Rito Silva Topete y las artesanas de San Andrés Larráinzar, ayer, durante la entrega de los galardones en el Palacio NacionalFoto Mónica Mateos
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de noviembre de 2010, p. 4

Las artesanías son elemento esencial para las etnias de Baja California, porque en ellas se encierra nuestra sangre y nuestras raíces, la voz y los conocimientos de nuestros antepasados.

De allí que kiliwas, kumiais, pai pais, cucapás y cochimís busquemos de todas las maneras posibles, mantenerlas vivas y fuertes, y enseñarlas a nuestros hijos, como antes lo hicieron nuestros abuelos con nuestros padres, y ellos con nosotros, para conservar por siempre esta importante tradición.

Así lo dijo Rito Silva Topete, quien ayer recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el campo de tradiciones populares, en representación del grupo de artesanos indígenas de esa entidad.

Ese galardón fue compartido con el grupo de Artesanas tejedoras de San Andrés Larráinzar, Chiapas, cuyas 10 integrantes pusieron el toque de color y belleza a la ceremonia, efectuada en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, con sus coloridas vestimentas elaboradas en telar de cintura.

En representación de ese colectivo, pasó a recibir el premio de manos del presidente Felipe Calderón, doña Pascuala Ruiz Ruiz, quien varios minutos después de concluido el acto protocolario aún mantenía en su rostro una amplia sonrisa y las manos temblorosas por la emoción.

Es que me siento contentísima, es la primera vez que me saco un premio, comentó la madura artesana en su atropellado español, mientras mostraba con orgullo la medalla y el diploma que le entregó el titular del Ejecutivo.

Labor ancestral

Al igual que Rito Silva y gran parte de los artesanos de diferentes regiones del país, doña Pascuala se hizo tejedora porque así lo fue también la mamá de su mamá, y espera confiada que lo sean también las nietas de sus nietas.

Y es que en San Andrés Larráinzar, de donde ella es originaria y vive, tejer y bordar es una actividad común entre las mujeres, según contó.

Para la ceremonia, las artesanas chiapanecas vistieron de fiesta. Además de la larga falda negra, usaron un huipil bordado con cuadros y rombos en rojo, cuyos centros tenían bordados en naranja, amarillo y negro.

Dentro de la sala del Palacio Nacional, esa decena de mujeres semejaba un florido jardín entremezclado con elegantes trajes de marca para caballero y finos vestidos de diseñador para dama.

Lo que usamos ahora, (estas blusas) con bordados en rojo, es parte de nuestras costumbres; nos la ponemos sólo en ocasiones especiales; la usan nuestras autoridades de San Andrés Larráinzar: la mujer del presidente municipal, las mujeres de los mayordomos y de los alférez, explicó doña Pascuala.

Tienen que ver con nuestros usos y costumbres; las usamos para la fiesta y los días muy especiales. Son hechas en telares de cintura. Para el uso diario usamos también otras muy bonitas.

A decir de la artesana, la ropa es un elemento muy importante en muchos poblados chiapanecos.

Es parte de nuestras costumbres y tradiciones, y por ellas nos sacamos este premio tan importante, señaló.

Ahorita estamos trabajando nuevos diseños en ropa de hombre y en bolsas para mujeres. Las blusas son algo que está desde hace mucho, desde los abuelos de nuestros abuelos. Y es algo que yo he aprendido y a lo que me dedico, porque lo hacía mi mamá, y para mí es muy bonito hacerlo.

Defensores de un legado

Recibir el Premio Nacional de Ciencias y Artes es para Rito Silva Topete un reconocimiento a las culturas indígenas bajacalifornianas y al trabajo que hacemos, que es único.

Señaló: “Un reconocimiento como éste más que nada nos hace sentir orgullosos. Para empezar, porque somos indígenas, nativos, no venimos de ninguna otra parte, somos de allí. Y esto nos enorgullece más porque nos toman en cuenta.

“Somos cuatro etnias distribuidas en ocho comunidades, y en cada pueblo nos dedicamos a un tipo de trabajo especial. Por ejemplo, yo hago sauce-junco, otros cerámica de barro; hay quienes hacen trabajo en pino, también alforjas de cuero, muñecas de palma y sandalias.

Somos un grupo de 120 artesanos y llevamos por nombre Grupo de Artesanos Nativos de Baja California, y hay comunidades que están en Tecate, otras en Mexicali, pero la mayoría se encuentra en Ensenada.

A decir del creador, decidieron integrar el grupo para poder registrar y defender su trabajo, de la piratería.

No podemos olvidarnos de esta cultura, porque es la herencia que nos dejaron nuestros antepasados; hay que cuidarla y valorarla. Es un trabajo que se ha pasado de generación en generación, y ahorita afortunadamente hay mucho joven interesado en la artesanía y comienza a trabajar, agregó.

Hay que inculcar este tipo de trabajo entre nuestros hijos, para que no tengan vergüenza de su sangre ni de sus raíces. Ésa es una de nuestras tareas diarias. Que nuestros jóvenes salgan a estudiar, pero que tengan presente su cultura.

De acuerdo con el artesano, quien dijo que los integrantes de su grupo se reunirán para ver qué hacen con los 50 mil pesos recibidos por el premio, el narco es un problema que todavía no los afecta, “porque vivimos en la sierra, en comunidades, no en la ciudad.

Sabemos que hay mucha violencia, que es muy peligroso, incluso salimos a veces a Ensenada o al pueblo, pero sólo un rato, a comprar lo que necesitamos y nos regresamos. Sabemos que la batalla está muy dura; qué más le puedo decir, que vivimos en nuestra comunidad, que todavía habemos gente honrada que no se mete con nadie ni nadie se mete con nosotros.