Opinión
Ver día anteriorLunes 8 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a Morir

El concepto Hospice

R

ezagada hace décadas en lo que a políticas serias de salud se refiere, la sociedad mexicana tampoco tiene muy claro –y menos ha aplicado– el concepto hospice, que generalmente es confundido con hospicio o asilo para niños pobres, según el también rezagado diccionario.

Los hospices comenzaron en el sur de Londres, a finales de los años 60 del siglo pasado –señala Beatriz Montes de Oca, directora de Hospice Cristina, en Guadalajara– con la doctora Cicely Saunders (1918), quien se dedica a la investigación y cuidado de los enfermos terminales, siendo la primera en promover un centro diferente a los hospitales convencionales donde cuidar de una persona en etapa terminal y preparar a su familia.

Son lugares pequeños que reciben pacientes con una enfermedad avanzada sin posibilidad de curación y donde los familiares forman parte de un equipo interdisciplinario que brinda al enfermo y a la familia las herramientas necesarias para preparar la despedida, enseñándolos a comunicarse, abrazarse, acariciarse y acompañarse hasta la partida.

El lugar no alberga más de 12 pacientes y familiares. Debe ser un sitio acogedor que muestre un ambiente hogareño, con salas, comedor, cocina, jardín, capilla, donde conviven familiares que cursan por una pérdida similar, propiciando gran integración y apoyo mutuos, siendo contenidos siempre por todo el equipo.

Hospice Cristina –añade Montes de Oca– cuenta con médicos algólogos o especialistas en el control del dolor físico, y con enfermeras capacitadas en toma de decisiones, con herramientas para contener en caso de crisis familiar, entrenadas en la dilución, aplicación y vigilancia de medicamentos opiáceos (morfina) para control del dolor; monitorizan en forma personalizada cada síntoma y signo de la enfermedad y cuentan con el equipo para brindar mejor calidad de vida durante las horas, días, semanas o meses que les queden a estos seres humanos.

Este cuidado lo realizamos en estancia dentro de la institución, pero también contamos con servicio domiciliario. A los familiares se les proporciona orientación continua sobre síntomas y signos que aparecen. Se les apoya en lo que piensan, sienten y temen, y se les avisa el momento de la partida. Se mantienen consultas familiares para disminuir el desgaste de los miembros, y al paciente se le brinda acompañamiento los 365 días, las 24 horas. (Continuará)