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La Iglesia no planea volver a tener escuelas, afirma el prelado

Revivió el catolicismo en Cuba en las casas de misión: obispo Aranguren
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 5 de noviembre de 2010, p. 32

La Habana, 4 de noviembre. Durante 50 años no se han construido templos católicos en Cuba, por lo que ese credo ha crecido en viviendas particulares o casas de misión, donde funcionan comunidades estables, se bautiza y hay celebración sistemática, dice a La Jornada el obispo de Holguín (oriente), Emilio Aranguren.

Las casas de misión son una de las fortalezas mayores de la Iglesia, según el Plan Global de Pastoral 2006-2010 de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC).

Estamos como en tiempos de los hechos de los apóstoles, dice Aranguren. “La casa de misión no se conoce tanto por el santo patrono, sino por la persona que nos da acogida. Los avisos dicen, por ejemplo: ‘El martes nos vamos a encontrar en casa de Inés García’. Ésta es la casa que nos brinda la sala, la terracita del fondo, donde quizás hace más fresco, o el patio”.

Hasta 1997, la Iglesia católica registraba 123 templos ocupados por las autoridades, que devolvieron algunas decenas en la última década, reportó en abril pasado Palabra Nueva, la revista del arzobispado de La Habana.

Las casas de misión empezaron a funcionar en los años 80, recuerda Aranguren, quien también preside la Comisión de Justicia y Paz de la COCC. Comenzaron a tomar fuerza significativa en 1993 o 1994. En Santiago de Cuba el arzobispo erigió una parroquia en una casa de misión. Hay casas de misión en las que hay más fieles que en los templos. Éstas las atienden misioneros, animadores de comunidades, que no siempre son sacerdotes o religiosas.

Tras el choque con el gobierno en los años 60, la comunidad católica pasó décadas de silencio y discriminación y empezó a reanimarse a mediados de los años 80. Aranguren estudió con los religiosos maristas, que se dedican a la educación y tuvieron una fuerte presencia en Cuba hasta 1961, cuando salieron en lo más álgido de ese conflicto. La congregación volvió a la isla 40 años más tarde.

En mayo de 2011 se cumplirán 50 años de que el gobierno eliminó las escuelas católicas en Cuba. La Iglesia no está pensando en restaurar ese sistema, pero no descarta la formación religiosa, señala el obispo. Si hay un educador que se dice católico, no tiene por qué ocultar su participación, su pertenencia, su fe, para poder ser educador. Un padre católico tiene todo el derecho de reclamar para su hijo algo que está relacionado con la fe que él profesa y que quiere que su hijo se eduque en ella. Se ha ido avanzando en la comprensión de esto.

Aranguren cita una encuesta de la Iglesia católica (2002), según la cual unas 200 mil personas, cerca de 2 por ciento de la población de Cuba, (11 millones 242 mil), se declaran católicas y asisten a la celebración dominical. En 1986, el promedio escasamente subía de uno por ciento.

Palabra Nueva de abril reseña que, según la misma encuesta, 75 por ciento de los que se declaran católicos llegaron a la religión a partir de mediados de los 80. Casi la mitad de ellos se había alejado desde la época de tensiones.

En el Plan Global, la Iglesia se propuso salir de los templos a buscar nuevos espacios de presencia en la sociedad, entre los más pobres, zonas rurales remotas, familias de presos, madres solteras, hijos menores de padres divorciados, ancianos abandonados, jóvenes que han nacido y crecido durante los largos años de ateísmo estructural y los creyentes de cultos sincréticos.

Aranguren cuenta que hay un plan para ayudar a los familiares de presos a que puedan valerse por sí mismos. En la mayoría de las provincias hay sacerdotes que visitan sistemáticamente a los internos que lo piden. Varios reclusos del mismo centro se reúnen para la misa en fechas especiales. En los últimos tres años ha habido una gran comprensión por parte de las autoridades hacia la atención religiosa en las cárceles.

El trabajo social lo realiza Cáritas, el brazo asistencial de la Iglesia, que recibe donaciones internacionales y en Cuba se fundó en 1991. En un informe sobre su actividad en 2009, el organismo reportó la atención directa a más de 25 mil ancianos, a más de 5 mil niños y adolescentes en riesgo de marginalidad, a más de mil 500 discapacitados y a más de mil personas que viven con sida.

Cáritas opera siete guarderías infantiles, ha trabajado en todos los desastres naturales de las últimas dos décadas en la isla y en los de 2008 atendió directamente a más de 78 mil damnificados.