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El American Ballet Theatre regresa a la isla luego de 50 años

Compañía emblemática de EU celebra a Alicia Alonso en su patria, Cuba
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La bailarina estadunidense Michele Wiles en una escena de Temas y variaciones, coreografía de George Balanchine, que formó parte del homenaje a la artista Alicia Alonso, en La HabanaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de noviembre de 2010, p. 8

La Habana, 4 de noviembre. Por primera vez en medio siglo, el American Ballet Theatre (ABT) bailó en Cuba para rendir homenaje a la leyenda viva de la danza Alicia Alonso en sus 90 años, en un nuevo paso en el acercamiento cultural con Estados Unidos bajo el gobierno de Barack Obama.

El ballet es un lenguaje muy universal. Su belleza y su honestidad construyen puentes y consolidan relaciones, dijo el director artístico de ABT, Kevin McKenzie, subrayando el trasfondo de la velada, la noche del miércoles, antes de que subiera el telón de un abarrotado Teatro Karl Marx, el principal de la isla.

Acompañado por el bailarín cubano Juan Manuel Carreño, estrella del ABT desde hace 15 años, McKenzie se dirigió al público para destacar que el American Ballet en su totalidad regresó a Cuba después de 50 años para celebrar con Alicia en su patria.

La antología Temas y variaciones, creada para Alonso por el coreógrafo George Balanchine y que la bailarina estrenó el 26 de noviembre de 1947 en el City Center de Nueva York, fue la pieza que escogió McKenzie para abrir la esperada noche, en el contexto de la versión 22 del Festival Internacional de Ballet de La Habana.

Es fabuloso que el American haya podido venir a Cuba, esta función está llena de simbolismos y creo que nos hermana a cubanos y estadunidenses, manifestó Maritza Aguilera, quien organiza espectáculos en el Gran Teatro de La Habana –meca de la danza clásica en la isla.

De Nueva York a La Habana

Sin que se produjera en el teatro una euforia como con el Ballet Nacional de Cuba (BNC) o el Royal Ballet –en 2009–, varios espectadores, como Maritza, destacaron el valor histórico de la presentación, pero no ocultaron su preferencia por la escuela cubana, con un toque más cálidamente latinoamericano.

Para Laura Esquivel, estudiante de 14 años, todas las estrellas brillaron en escena: Michelle Wiles y Cary Sterns, en Temas y variaciones; la argentina Paloma Herrera y Carreño (en el pas de deux El Corsario); Julie Kent, Hermán Cornejo y la también cubana Xiomara Reyes (Siete sonatas).

El ABT se presentó por primera vez en Cuba en 1947 y, aunque algunas de sus primeras figuras, incluido McKenzie, regresaron luego, no actuaba como compañía desde 1960, en el primer festival organizado por Alonso, prima ballerina assoluta, fundadora y activa directora BNC pese a estar casi ciega.

La función, con localidades agotadas hace dos semanas incluso para la segunda este jueves, fue transmitida en vivo por la televisión, con explicaciones del historiador del BNC, Miguel Cabrera, quien la calificó de momento histórico en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

La presentación, segundo homenaje que tributó este año el ABT a Alonso –en junio lo hizo en Nueva York–, ocurre en momentos de auge en el intercambio cultural de los dos países sin nexos diplomáticos, después de tocar fondo con el gobierno de George W. Bush (2001-2009).

Una reverencia de Alonso, acompañada en el escenario por Carreño y McKenzie, y coronada por un estruendoso aplauso, selló la velada, que a decir de la bailarina cubana Irina Ferrer “fue felizmente otro pas en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos”.