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Rinden al poeta un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes

Las palabras de Alí Chumacero viven entre nosotros, sus lectores

Familiares, amigos y funcionarios recordaron su obra con una lectura en voz alta

Era un hombre radiante de alegría y pleno de paradojas, expresó el escritor Jaime Labastida

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Los restos mortales del maestro fueron cremados horas después del homenajeFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de octubre de 2010, p. a10

En contraste con el temperamento que siempre lo distinguió, este domingo se rindió un homenaje emotivo y formal de cuerpo presente al poeta Alí Chumacero (1918-2010) en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, recinto que el maestro nayarita frecuentaba no sólo como literato, sino como amante de la música; ahí también se le entregó la Medalla de Oro de Bellas Artes en 2008.

Pasadas las 11 de la mañana, familiares, colegas, amigos, discípulos y autoridades culturales se despidieron del maestro Chumacero. Destacó la lectura in memoriam de un poema inédito que escribió el poeta Juan Gelman apenas la noche del sábado pasado.

Antes de que comenzar la lectura de más de 40 poemas del maestro Chumacero, en voz de funcionarios y allegados, más que de la gente común que asistió al homenaje, y luego de las palabras de Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, el escritor Jaime Labastida destacó que Alí Chumacero fue autor de una poesía intensa y precisa, tallada hasta el límite de la perfección.

Para apreciar su cabal dimensión, dijo, haría falta antes que palabras el silencio; ese silencio extraño que surge de súbito a mitad del escándalo, y que nos obliga a entrar en contacto profundo con nosotros mismos.

De igual manera, Labastida destacó que la obra poética de Chumacero, “en relación directa con su brevedad, su rigor y concisión, parece nacida del silencio.

Exigente consigo misma y con sus lectores, fue escrita sin concesiones en la más alta tradición de la poesía mexicana, en la que se inscriben Salvador Díaz Mirón, Manuel José Othón, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza y Octavio Paz.

Chumacero, abundó, fue un poeta de escasas palabras, un hombre que despreciaba la solemnidad y amaba la vida. Era un hombre radiante de alegría y pleno de paradojas. Levantaba como al paso frases memorables llenas de sarcasmo. Ironizaba igual sobre sí mismo, y no tuvo un solo enemigo.

Su muerte deja un vacío difícil de llenar en la poesía, en la academia, en la amistad, pero al mismo tiempo genera un legado: el ejemplo del rigor. En ésta su despedida, gocemos todos por encima del dolor que nos atraviesa. Las palabras de Alí están vivas y palpitan entre nosotros, sus múltiples lectores.

En su intervención, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, hizo una breve semblanza del poeta nayarita. Recordó que Chumacero se autodenominaba obrero de las letras, humilde pastor de la frase ajena, que dio por concluida su obra a los 38 años. El funcionario también destacó su valiosa y anónima labor editorial, durante 60 años, en el Fondo de Cultura Económica (FCE), así como su pasión por el lenguaje, sus vastísimas lecturas y su juicio crítico.

Lujambio aprovechó para comprometerse a resguardar la biblioteca de más de 40 mil volúmenes del poeta nayarita.

Preservar su legado, su biblioteca, es compromiso de la SEP y autoridades culturales del país. Como secretario, asumo ese compromiso, apuntó.

Ayer en estas páginas la presidenta del Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes, Consuelo Sáizar, se refirió a la posibilidad de que el organismo que dirige adquiera la biblioteca, una de las más formidables a las que haya tenido acceso. Desde hace tiempo hablamos de preservarla, como la de José Luis Martínez, comentó.

Obra inédita

En charla aparte, Alfonso Chumacero, hijo del poeta, comentó este domingo que se trata de una biblioteca maravillosa. Respecto de su destino, explicó que existen varias opciones. Una es la donación; otra, que se quede en la familia. Hay una serie de cuestiones que, por la muerte de mi padre, ni siquiera hemos pensado. Lo de la biblioteca... aún no sabemos.

Alfonso Chumacero comentó que su padre dejó algunas cajas donde creemos que hay algunos textos sobre toros que nunca publicó. Hay cosas como ésas que también se tienen que revisar, pues era un escritor que de pronto se encerraba en su biblioteca y no entraba nadie. No sabemos qué hay dentro, si existen más textos inéditos. Será cuestión de que se reúna la familia.

Tras los discursos, el director general del FCE, Joaquín Diez Canedo, dio inicio a la lectura colectiva de los poemas. Continuaron Consuelo Sáizar, Eduardo Langagne y Celso Humberto Durán, ex gobernador de Nayarit, quien de manera amplia aprovechó para destacar la vida y obra del vate nayarita.

Entre los lectores también estuvieron Raúl Renán, Sealtiel Alatriste, Carmen Boullosa, Sandra Lorenzano, Jorge Volpi, José de la Colina y Juan Gelman.

De las guardias de funcionarios y amigos, resaltó la de integrantes del Ballet Folclórico de Nayarit Mexcatitán. El acto de homenaje de cuerpo presente, que estaba programado para concluir a las 14 horas, terminó una hora antes, para partir de regreso a la funeraria Gayosso, donde, a las 18 horas, se realizaría la cremación. De acuerdo con Alfonso Chumacero, la familia aún no decide dónde reposarán las cenizas del poeta.