Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 10 de octubre de 2010 Num: 814

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El Hamlet de Nekrosius
JUAN MANUEL GARCÍA

70 con John Lennon,
30 sin la Morsa

ALONSO ARREOLA

No elegía
RICARDO YÁÑEZ

El hombre que veía rodar las ruedas
PABLO ESPINOSA

John Lennon: karma instantáneo
ANTONIO VALLE

Duhamel y la santidad cotidiana
RICARDO GUZMÁN WOLFFER

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Naief Yehya
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La administración del miedo
en las guerras contra el terror y el narco

¿PARA QUÉ SE PELEAN LAS GUERRAS?

Las guerras occidentales de hoy se conciben como operaciones policíacas, como acciones estratégicas que se realizan cotidianamente para capturar criminales, detener actividades ilegales, disciplinar poblaciones, imponer leyes e incluso constituciones, con el paradójico objetivo de pacificar grupos y Estados. Así, los Estados democráticos y abiertos pueden presentar las guerras, invasiones y despliegues militares a sus ciudadanos, que son los patrocinadores de estas aventuras, como acciones para proveer seguridad y estabilidad, nunca paz. Con este fin George Bush Jr. lanzó una “guerra global contra el terror”, la cual Barack Obama eligió no sólo sostener sino ampliar. Estas guerras se pelean contra abstracciones: el terror, en el caso de EU y, localmente, Felipe Calderón, siguiendo ese ejemplo, lanzó su guerra contra el narco. Carl Kandutsch señala oportunamente que, dado que el uso de la palabra terror designa una idea o una esencia en lugar de una cosa o por lo menos una táctica, Terror (el terrorismo es una táctica) y por extensión Narco (el narcotráfico es una industria) deben escribirse con mayúscula. El enemigo en ambos casos no es un país ni una ideología, no se está protegiendo fronteras ni litorales ni el espacio aéreo. Estados Unidos y sus aliados lanzan operaciones en Afganistán, Pakistán, Irak, Somalia, Yemen y demás. En el caso de México las acciones militares se llevan a cabo en más de una docena de estados. Pero es claro que terroristas y narcos cruzan fronteras y océanos, y sus acciones e intereses no respetan el concepto de nación, por lo que estas guerras son mundiales.

GUERRA ADMINISTRADA

Las guerras contra el terror y el narco son presentadas como conflictos contra el mal, como combates de connotaciones bíblicas y épicas, donde el enemigo es monstruoso y deshumanizado, donde no podría soñarse aplicar las leyes de la guerra. El blanco del enemigo es el pueblo, los bancos, las reuniones públicas, los centros nocturnos y los centros comerciales. El Estado responde a la amenaza de explosivos o ráfagas indiscriminadas de metralla con represalias punitivas y asesinatos. Una de las principales características de estas guerras modernas es que, a pesar de que el frente de combate es difuso y la sociedad como un todo está relativamente aislada de las consecuencias del conflicto, la cultura se militariza, se normaliza el miedo, y cada experiencia urbana comienza a parecerse al proceso de abordar un avión, ese ritual al que debemos someternos como “sospechosos potenciales de crímenes que aún no se han cometido”, como escribe Kandutsch. En vez de que la guerra perturbe la vida cotidiana, ésta se presenta dosificada como una serie de crisis sin interrupción y bajo cierto control. La idea es crear miedo y mantenerlo, pero nunca llegar a un punto de ruptura que se convierta en pánico, ni a uno en que la guerra pueda ser ignorada. Se enfatiza que se vive en estado de guerra, pero que las cosas deben hacerse como siempre; el consumo no debe ser interrumpido. Estas guerras son más asuntos de administración, burocracia, relaciones públicas y marketing, que de estrategia militar.

CAZANDO HUMANOS

¿Quién puede realmente sorprenderse al descubrir que los soldados que pelean este tipo de guerras se comporten de manera criminal y desplieguen un sadismo extremo? Es claro que las carnicerías sistemáticas despojadas de ideología u objetivo son aún más propensas que cualquier otro tipo de guerra a engendrar comportamientos brutales entre las tropas. Recientemente se reveló que varios soldados (hasta ahora cinco han sido acusados) de la 5a brigada de combate Stryker de la 2a división de infantería, con base en Ft. Lewis-McChord, Washington, bajo el mando del sargento Calvin r. Gibbs, se dedicaban a cazar afganos (Gibbs aseguró a sus soldados que había hecho lo mismo en Irak) con balas y granadas. Varios soldados han reconocido que recogían trofeos, como dedos mutilados y otras partes corporales, además de que documentaban sus ejecuciones en fotos y videos. Por su parte, la insurgencia en los países agredidos responde con mensajes sanguinarios mediatizados. Algo semejante podemos ver reflejado en los crímenes-espectáculo del narco y en las eventuales represalias militares. Ambas partes coinciden en que la fabricación de un estado de temor es provechosa para sus intereses, ambas emplean los medios para masificar sus imágenes de terror.