Opinión
Ver día anteriorDomingo 26 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Renacimiento feliz
H

ace una década comentábamos en estas páginas: Dentro del movimiento de revaloración de nuestros antiguos barrios, que ha tomado auge en los pasados 20 años, la colonia Roma es de las favorecidas por los habitantes sensibles, que aprecian la belleza de sus construcciones, lo que está llevando a que poco a poco les vayan devolviendo la dignidad y disfrutando volverlas a vivir.

Ya en pleno renacimiento, la Roma, como se refieren a ella sus habitantes, ha generado el surgimiento de restaurantes, galerías de arte, boutiques y demás comercios enfocados a la nueva población, en la que destaca la gente joven.

Uno de esos sitios es La Valise, novedoso concepto del francés nacionalizado Emmanuel Picault, que se refiere a lo que puede caber en una maleta. Con esa idea abrió una galería-librería-tienda-imprenta en la planta baja de una casona de principios del siglo XX, situada en la calle de Zacatecas 126, espacio que comparte con el restaurante Broke.

En la galería de muros pintados de color cabeza de moro, tono del siglo XVI que recreó Emmanuel, se pueden apreciar, hasta mediados de octubre, fotografías de otro europeo –holandés– que desde hace medio siglo convirtió a México en su segunda patria. Con motivo del 25 aniversario del terrible sismo del 19 de septiembre de 1985 se exponen algunas de las imágenes que Bob Schalkwijk tomó de la devastación que padeció la ciudad. Se muestran las de los edificios del Multifamiliar Juárez, que estaban decorados con coloridos diseños del pintor Carlos Mérida, lo que torna las impactantes fotografías en una mezcla de desolación y belleza.

Aprovechamos para echar un vistazo a los objetos curiosos de la tienda y los originales diseños de prendas de vestir elaboradas con rebozos. José Luis Madrigal, responsable del área de libros-objetos y de la pequeña imprenta en donde los jueves por la noche algún artista hace un libro, nos acompañó al restaurante Broke que ocupa el local contiguo. Aquí, en el pequeño y acogedor espacio, disfrutamos la comida, que cambia diario, del dueño y cheff Marco Margáin. Por las noches se llena de jóvenes que saborean ricos bocadillos. Ambos negocios cierran los fines de semana.

Aprovechemos para recordar algunos datos, que alguna vez mencionamos acerca de la creación de la colonia Roma: el 24 de enero de 1902, Edward Walter Orrin, el exitoso empresario que fundó el célebre Circo Orrin, casa del famoso payaso Bell, informó al Ayuntamiento que había adquirido un terreno llamado Potrero de Romita, con el propósito de establecer en él una colonia dotada con todos los servicios. Tras una serie de ajustes en los planos, finalmente fueron aprobados y se iniciaron las primeras obras de infraestructura.

En el libro de Édgar Tavares sobre la colonia nos enteramos que la propiedad formaba parte de la Hacienda de la Condesa, una de las más prosperas de la época. Los fraccionadores anunciaban los terrenos como los más pintorescos y sanos de la ciudad. El diseño urbano fue muy innovador: amplias calles, muchas de ellas de 20 metros de ancho, con camellón central, bellamente arbolado, al igual que las generosas banquetas. La avenida principal, entonces llamada Jalisco, hoy Álvaro Obregón, destaca con sus 45 metros de anchura y su doble hilera de arboles, muchos de esa época.

Los lotes originales eran para mansiones: los grandes tenían entre mil y cinco mil metros cuadrados, lo que permitía construir casonas y jardines espléndidos, con espacio para caballerizas o bien, edificios de departamentos con calles privadas. Los medianos eran de 600 a mil metros y los pequeños de 400 a 600. Esto propició que las familias más adineradas adquirieran ahí sus terrenos y contrataran a los mejores arquitectos para que les construyesen residencias estilo parisino, muchas de las cuales subsisten y día con día se van recuperando.