Terroristas residentes en Estados Unidos se han convertido en una amenaza para Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001, según un informe presentado por el centro de análisis Bipartisan Policy Centers´s National Security Preparedness Group, que indicó que ciudadanos estadunidenses y residentes en el país han adoptado un papel “cada vez más prominente en la planificación de operaciones bajo el liderazgo de Al Qaeda y grupos afines.

El estudio señala que se ha incrementado la diversificación de los tipos de militantes extremistas que viven en Estados Unidos.

Para empeorar el panorama, los extremistas en territorio estadunidense no tienen ningún perfil social, étnico, económico, educacional o social, según el informe, que se realizó tras compilar entrevistas con un amplio número de destacados funcionarios de las autoridades de combate al extremismo en el país.