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La OFUNAM rinde homenaje al maestro por sus 80 años de trayectoria musical

El mundo es mi vida y me ha dado mucho: Manuel Esperón

En su catálogo hay 30 canciones inéditas, asegura Beatriz García, esposa del compositor

Cerca de su centenario, toca el piano para que no se le entuman los dedos

 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de septiembre de 2010, p. 2

La música de concierto figura entre las pasiones secretas de don Manuel Esperón, quien a sus 99 años, cumplidos el pasado 13 de agosto, afirma: No tengo sentimientos de disgusto ni de rencor con nadie; por el contrario, el mundo es mi vida y me ha dado mucho.

Considerado una leyenda viviente en el ámbito de la música popular mexicana, debido a la musicalización de más de 500 películas y la creación de 947 canciones, varias de ellas alma e iconos de la identidad nacional, el compositor y arreglista comenta de buen ánimo que para tener chorrocientos años se encuentra muy bien.

Aunque sí tengo un poco de miedo, pues cada año, cada cumpleaños, es ya de quitarle y quitarle, y después todo se acabará, precisa el creador de la música de filmes como Amorcito corazón, Flor de azalea, No volveré y Ay, Jalisco, no te rajes, entre otros grandes éxitos que marcaron y aún marcan toda una época.

En entrevista con La Jornada, en la que también participa su esposa, la señora Beatriz García de Esperón, con la que acaba de cumplir 40 años de matrimonio, don Manuel se expresa agradecido y emocionado por el homenaje que este fin de semana le rendirá la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM), como parte del tradicional Programa mexicano con el que cada año conmemora las fiestas patrias.

Todo lo bueno que venga es para mí bienvenido, aunque sí me tiene algo apenado que mi música, que es popular, comparta espacio con la música sinfónica, que es tan sublime y maravillosa, indica con modestia.

Abrevar en los clásicos

A partir de la mención del reconocimiento a Manuel Esperón que la filarmónica universitaria le tributará por sus 80 años de trayectoria profesional, cumplidos este 2010, el maestro saca a relucir su pasión por la música de concierto, de la cual se asume conocedor y seguidor de todos los grandes clásicos, si bien sus preferencias están con Beethoven y Prokofiev, como ocurre con Verdi en la ópera, en especial con Aída.

Esta cercanía del compositor con el ámbito académico es debida en mucho a su madre, quien fue concertista de piano y lo introdujo al estudio de ese instrumento desde edad muy temprana.

Pero no todo quedó allí, pues don Manuel decidió estudiar de manera formal en la Escuela Superior de Música, cuando se percató de que sólo así se puede trabajar con grandes orquestas y hacer arreglos de calidad, actividad a la que se dedicó en tanto la economía permitió contar con la participación de agrupaciones sinfónicas dentro del cine nacional.

“Escuché y conozco a todos los clásicos habidos y por haber –señala–. Para poder hacer un arreglo para orquesta es necesario empaparse de los clásicos. Quien quiere dedicarse a lo que yo me dediqué, necesita tener las bases de la música clásica.”

La de orquestador y arreglista es una faceta poco conocida del maestro, según afirma su esposa, quien durante la conversación saca a relucir que en el catálogo del músico todavía se encuentran 30 canciones inéditas.

La mayoría de ellas, modestia aparte, me las dedicó a mí, comenta orgullosa doña Beatriz, quien pondera la manera en cómo su esposo se ha dedicado toda la vida a la música, a estudiarla, prepararse y componerla.

Y agrega: Manuel tiene la habilidad de manejar todos los géneros a la perfección. En su catálogo tiene música cubana, tropical, varias canciones infantiles y, en lo que respecta a las voces, conoce a la perfección el manejo de éstas.

Si el compositor no incursionó en la escritura de obras académicas, no fue por falta de conocimientos ni de ganas, sino por la intensa actividad a la que se vio sometido durante su larga trayectoria dentro de la creación de música para cine, en la que invertía un promedio de 13 horas diarias, sobre todo en la llamada Época de Oro del séptimo arte nacional.

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Manuel Esperón, en imagen de archivo. Hoy a las 20 horas y mañana al mediodía recibirá un homenaje en la Sala NezahualcóyotlFoto Francisco Olvera

Sin embargo, a partir de que dejó de trabajar en el cine mexicano, a causa de la tremenda crisis en la que éste cayó, comenzó a hacer arreglos sinfónicos de sus canciones, así como de las de otros compositores.

Así, cuenta con la versión para orquesta sinfónica de las canciones Amorcito corazón, A la orilla del palmar, Mi cariñito, Ay, Jalisco no te rajes, Cocula y Tequila con limón, las cuales serán interpretadas por la OFUNAM en el par de conciertos que la orquesta ofrecerá hoy y mañana en la Sala Nezahualcóyotl, a las 20 y 12 horas, respectivamente.

Además de esas obras, en su haber tiene arreglos del Son de la negra y el Son de la culebra, así como un popurrí de valses mexicanos y corridos. Dentro de este rubro, para el maestro son muy importantes la Suite Maya y la Suite 1910, las cuales forman parte del concierto-homenaje.

Acerca de la última pieza, Manuel Esperón narra que la escribió por encargo de Emilio El Indio Fernández para una película sobre la Revolución Mexicana que, finalmente, nunca se rodó.

Se trata de “un collage con música de la Revolución, integrado por temas que se oían lo mismo en los salones de fiesta, como la Marieta, que en los campos de batalla, como La Adelita. Una de las características de esta obra es que, así como Chaikovsky incluyó en su obertura 1812 un fragmento de La Marsellesa, en la mía metí cuatro compases del Himno Nacional”.

Tendrá estatua en Garibaldi

Aunque falta casi un año para que el maestro Manuel Esperón cumpla un siglo de vida, existen en puertas ya varias actividades y proyectos para celebrar su centenario. Una de las que considera más importantes es un concierto de gala con su música que tendrá lugar en el Festival Internacional Cervantino de 2011, en Guanajuato.

Antes, el próximo 22 de noviembre, el compositor espera que ahora sí sea develada una estatua suya en la Plaza Santa Cecilia –patrona de los músicos– (también conocida como Garibaldi), de manera conjunta con la reapertura de ese emblemático sitio, tras ser remozado.

Hace unas semanas, en tanto, salió a la venta una caja con dos discos compactos en los que se encuentran, de forma respectiva, una selección de las 40 mejores canciones que Esperón escribió para Pedro Infante y Jorge Negrete, 20 y 20. Música de oro en el cine mexicano, de Manuel Esperón es el título de ese álbum doble, el cual se acompaña de fotos y anécdotas.

Aunque ya no compone, don Manuel sigue tocando de manera frecuente uno de los dos pianos que tiene en su hogar, para que no se le entuman los dedos.

De igual manera, mantiene el gusto por ir al cine, dos o tres veces por semana, para apreciar las bandas sonoras y la música en general que se escucha en las películas.

Al respecto, cuenta doña Beatriz: A él le da mucho pesar que ya no se hagan esas grandes producciones musicales de antaño en el cine mexicano, por la cuestión económica; ahora es con medios electrónicos, ya no con las grandes orquestas. Dice que se ha devaluado mucho la música en el cine nacional.

Otro de los aspectos que lamenta el compositor es que hasta la fecha la música dentro del cine nacional sea vista como algo secundario, lo mismo que a sus autores.

Me da mucho coraje que (en México) no se le ha dado el reconocimiento que merece la música de fondo, como tampoco a los grandes autores que hemos tenido (dentro de ella), que pueden contarse con los dedos de la mano, como Raúl Lavista y Antonio Díaz Conde.