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A finales de este año, el GTM hará su primera observación con fines de investigación

Telescopio mexicano develará misterios del universo hasta a 14 mil años luz

Exploraremos teorías del origen de la vida, explica Miguel Chávez, científico del proyecto

 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de septiembre de 2010, p. 3

Sierra Negra, 9 de septiembre. El Gran Telescopio Milimétrico (GTM), el mayor en su tipo en el mundo y erigido a 4 mil 580 metros en un volcán inactivo de país, empezará este año a escudriñar el universo para ayudar a develar misterios sobre el nacimiento y muerte de galaxias a 14 mil millones de años luz.

Tras un proceso de construcción de 12 años y su puesta en marcha experimental en 2008, a finales de 2010 el GTM recibirá su primera luz científica, haremos la primera observación con fines de investigación, explica Raúl Mújica, uno de los científicos del proyecto.

Coordinado por el Instituto de Astrofísica Óptica y Electrónica de México (INADE) y la Universidad de Massachusetts, el telescopio tuvo un costo de unos 115 millones de dólares.

Se trata del telescopio más grande del mundo que opera en ondas milimétricas (es decir con longitudes de onda de 0.8 a 3 mm), lo que le permite captar radiaciones provenientes del espacio, de las regiones más frías del universo, de nubes moleculares o de formaciones planetarias y estelares.

Asimismo es el más alto, pues se ubica sobre la cima de Sierra Negra, en Puebla, la cuarta cumbre de México.

Beneficios para la medicina

Su disco de 50 metros de diámetro equivale a media cancha de futbol, describe José Guichard, director del INADE, y destaca imponente desde la carretera bajo la mirada de su majestuoso vecino, el nevado pico de Orizaba. Setenta y cinco por ciento de la inversión fue del INADE y 25 por ciento estadunidense, misma proporción que se utilizará en el tiempo de observación, añade Guichard.

Las observaciones que se realicen en el GTM complementarán las de otros telescopios, como el Observatorio Europeo Austral, que se construye en Chile.

Primero el GTM hará un barrido general del universo y después vendrá el telescopio óptico de Chile a estudiar lo que el GTM detecte, añade Mújica.

Estudiaremos formaciones dentro y fuera del sistema solar hasta 14 mil millones de años luz de distancia, siempre y cuando irradien luz. Conoceremos el origen de galaxias lejanas, de planetas, cómo nacen en este instante y cómo morirán, la tasa de formación estelar, que es un misterio por explorar, indica el científico.

Trabajadores de la construcción, capacitados para moverse a grandes alturas, en las que el escaso oxígeno dificulta respirar, retocan el robot gigante, obra de mecatrónica de 3 mil 600 toneladas, expone Guichard en un recorrido por el lugar.

Los científicos reconocen que el GTM no arrojará resultados concretos en términos terrenales al corto plazo, pero permitirá futuros avances en las telecomunicaciones y la medicina.

Pero exploraremos teorías del origen de la vida, como aquella de que podría ser un cometa. Estudiaremos los cometas, su composición química antes de que se incendien por su proximidad al Sol, indica Mújica.

El doctor Miguel Chávez, otro de los científicos involucrados, señala que el GTM podrá estudiar, en la astrobiología, la atmósfera de los planetas y contribuirá a determinar la posibilidad de vida en ellos.

Como mundos no estamos solos, dice Chávez, y el GTM podrá detectar las moléculas complejas de la atmósfera de los planetas para ver posibles huellas de presencia de oceános o plantas y decir si hay algo por ahí con vida.

En las pruebas experimentales se reafirmó que el GTM, el proyecto científico más importante de México, tiene el apuntador más preciso del mundo, sostiene Guichard.

Tras recibir sus primeros datos, durante unos meses el GTM será calibrado con observaciones apuntando progresivamente a Centauro A, la galaxia más cercana al sistema solar (cuatro años luz), Haro (400 años luz), Orión (mil 500 años luz), Andrómeda (2.50 millones años luz) y Virgo (40 millones de años luz).