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Lo demuestran su violencia, crueldad y cinismo ante las autoridades, dice el titular de Gobernación

Preocupante enajenación de la delincuencia, advierte Blake Mora

Necesario, frenar el deterioro moral de nuestra sociedad, expresa ante jerarcas católicos

La Iglesia llama a criminales a la conversión para que rencuentren los caminos del bien

Foto
José Francisco Blake Mora, durante el encuentro con la Iglesia católicaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de agosto de 2010, p. 7

El secretario de Gobernación, José Francisco Blake, señaló que la violencia con que la delincuencia ha irrumpido en la tranquilidad de la vida social, la crueldad que demuestra con sus víctimas y el cinismo ante la autoridad reflejan una enajenación preocupante, y advirtió que una sociedad que renuncia a su humanidad renuncia a su futuro.

El funcionario federal expresó lo anterior durante la presentación de la carta pastoral elaborada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) con motivo de la conmemoración del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.

En ese contexto, el responsable de la política interna señaló que es necesario frenar el deterioro moral de nuestra sociedad, y dijo que en esta tarea es bienvenido todo el que pueda y quiera hacerlo.

Subrayó que la situación que vive México exige y exhorta a todos los actores a buscar el diálogo, el encuentro y el acuerdo, y resaltó que el gobierno reconoce en la carta pastoral, denominada Conmemorar nuestra historia desde la fe para comprometernos hoy con nuestra patria, una disposición clara a aportar, desde el ámbito de la acción propia, a la reconstrucción de lazos comunitarios, a la protección de los desprotegidos, a la inclusión de los marginados y a la interlocución con los pares.

En un podio en el que destacaban una imagen de Cristo crucificado, otra de la Virgen de Guadalupe y las banderas de México y el Vaticano, Blake agradeció la oferta de la Iglesia católica de colaborar en la reconstrucción del tejido social y resaltó que al Estado no le corresponde buscar la prosperidad social imponiendo valores, pero sí puede colaborar con quienes han definido su actividad en torno a éstos.

El funcionario puntualizó que al Estado le compete incentivar conductas legales y respetuosas de la comunidad, garantizar la libertad en la toma de decisiones y en la definición de preferencias, así como la definición de la política pública y el cumplimiento de la ley, dialogar con las asociaciones religiosas y dar validez a sus inquietudes.

En el acto, realizado en el Polyfórum Cultural Siqueiros, en el que también estuvieron presentes Margarita Zavala, esposa del presidente Felipe Calderón; los arzobispos de Morelia, Alberto Suárez Inda; de Tlalnepantla y presidente de la CEM, Carlos Aguiar Retes, y al que no asistió el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien figuraba en el programa como orador, la Iglesia católica criticó el avance de la inseguridad y la pobreza.

El presbítero Mario Ángel Flores Ramos, responsable del área de cultura de la Arquidiócesis de México, aseguró que el México violento de principios del siglo XX tiene una connotación totalmente distinta a la violencia y la tragedia que hoy vivimos, donde la ausencia de ideales nos sorprende tanto como la brutalidad inhumana que cada día hace correr ríos de sangre inocente sin ningún sentido, acabando con la vida de muchos y cancelando de golpe todo proyecto de futuro.

Indicó que la sociedad repudia a aquellos que buscan sembrar un estado de miedo y muerte mediante actividades ilícitas y delincuenciales, poniendo en riesgo todo lo que hemos alcanzado en nuestro camino histórico, y dijo esperar que les sea aplicada la justicia, en tanto que la Iglesia los llama a la conversión para que rencuentren los caminos del bien.

El Episcopado Mexicano precisó que no es prudente cambiar la realidad por medio de enfrentamientos; hay que cerrar las puertas a caminos violentos que provocan muerte, atraso y destrucción. Sobre la creciente pobreza, llamó a no acostumbrarse al escenario de desigualdad y demandó empleos de calidad, salarios justos y modernización de las estructuras productivas. No bastan los progranas asistencialistas.