Sociedad y Justicia
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Demandan programas y políticas gubernamentales con enfoque de género

Exigen mujeres mayor participación en las organizaciones campesinas

Reclaman que no se ha cubierto la enorme deuda social que hay hacia ellas

El temor a los celos del esposo y a la violencia doméstica, causas principales para no formar parte de las mismas

Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 29 de agosto de 2010, p. 32

Atoyac de Álvarez, Gro., 28 de agosto. Las mujeres campesinas alzaron la voz: demandamos ser parte de la coordinación ejecutiva de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) y que la Unión Nacional de Mujeres Indígenas y Campesinas (UNMIC) sea incorporada a la organización internacional Vía Campesina.

Al concluir la reunión para festejar los 25 años de la UNORCA y los 30 de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande de Guerrero, las mujeres sostuvieron que sin ellas el campo estará incompleto, pues a partir del incremento de la migración de los hombres a Estados Unidos, los hogares presididos por ellas superan los seis millones; es decir más de 24 por ciento de los hogares son sostenidos por mujeres.

Un día antes, reunidas en las instalaciones de la Coalición de Ejidos, las mujeres de la UNMIC intercambiaron sus experiencias: una de las más recurrentes fue el temor a participar en las organizaciones de cualquier tipo por los celos de los esposos, por la violencia doméstica. No queremos sufrir más la opresión de la sociedad; queremos dejar atrás los prejuicios sexistas y desarrollar una nueva visión del mundo, construida bajo los principios de respeto, igualdad, justicia, equidad, solidaridad, paz y libertad.

Tímidas, pero con determinación por abrirse un espacio en las dirigencias de ambas organizaciones, las mujeres afirmaron ante la asamblea general: Buscamos participación igualitaria; el acceso a la tierra, al financiamiento, a los equipamientos agrícolas, a buenas condiciones de trabajo, a la información. Tenemos derecho a decidir por nosotras.

Se habla de igualdad pero la realidad es que no hay tal, ni en términos ideológicos ni en los prácticos, apuntaron. No se ha cubierto la enorme deuda social que hay hacia las mujeres, por lo que anunciaron su determinación de luchar para que no exista ningún programa ni más políticas gubernamentales sin enfoque de género.

En la reunión, que culminó con una marcha a la plaza central para rendir un homenaje a Lucio Cabañas Barrientos, los campesinos de 23 estados integrantes de la UNORCA y de la Coalición de Ejidos refrendaron su rechazo a las siembras experimentales de maíz transgénico y se comprometieron a que, mediante canciones, poesías y hasta en sus conversaciones cotidianas emprender una campaña contra ellas.

Estamos indignados por la falta de respeto a la cultura campesina y porque las autoridades han puesto en duda nuestra capacidad de producir alimentos para la población. Los pueblos podemos y queremos seguir produciendo las semillas de maíz criollas.

Antes de retornar a sus respectivos estados acordaron pugnar por un presupuesto para el campo 10 por ciento superior al de este año, pero orientado a programas productivos y no a los de presunto beneficio social, que son utilizados por las autoridades para los procesos electorales. Urge un cambio en la política agropecuaria; nuestra meta es aumentar 30 por ciento la producción interna de alimentos y cada año incrementarla hasta lograr la autosuficiencia y dejar de depender de las importaciones.

Advirtieron que si las autoridades continúan sin escuchar la voz de los campesinos, el hambre se profundizará, pues con sus políticas no han logrado garantizar el acceso a los 11 granos y productos alimentarios más básicos a la población. Es claro que el interés del gobierno es beneficiar a las trasnacionales y eso ha profundizado el disgusto entre los habitantes del campo y las ciudades, concluyeron.