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Ver día anteriorLunes 23 de agosto de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el Otro Lado

Un derecho que va más allá de dogmas

E

n una conferencia celebrada en San Francisco, California, el abogado David Boies se refirió a los argumentos legales que usó para lograr que la prohibición de los matrimonios entre personas del mismo sexo fuera revocada por un juez federal. Por la contundencia de los argumentos vale reproducir algunos.

La declaración de independencia de Estados Unidos establece que todos los individuos son creados iguales y están dotados de derechos inalienables entre los que están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. El país ha avanzado gradualmente en hacer válido este principio, independientemente de raza, color o sexo, con excepción de un grupo social: el que integran homosexuales y lesbianas.

La Constitución está basada en el sistema de mayoría para tomar decisiones, pero no puede quitar los derechos fundamentales a las minorías, independientemente de lo reducido que sea su número.

Con base en la Constitución, la Suprema Corte determinó en los años 80 que los derechos fundamentales de los individuos no son susceptibles de someterse a votación. Cuando en California una mayoría votó por quitar el derecho fundamental del matrimonio a homosexuales y lesbianas, se violó la Constitución y una determinación de la Corte.

Contrario a los argumentos de quienes se oponen a esos matrimonios, lo que se pudo probar durante el juicio es que no dañan a nadie en particular ni a la sociedad en su conjunto y tampoco socavan los derechos de los matrimonios heterosexuales. No es una cuestión que tenga que ver con el contacto sexual o la procreación. Es algo que tiene que ver con el ejercicio de la libertad y el derecho de asociarse libremente.

El abogado Boies mencionó que la legislación mexicana, entre otras, es una de las más avanzadas en este tema. La referencia fue en torno a la ley que en la ciudad de México establece legales los matrimonios entre personas del mismo sexo, ratificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Habría que preguntar a quienes se oponen a estos matrimonios si quienes defienden su derecho a celebrarlos les han causado algún daño o han coartado alguno de sus derechos. Es obvio que no. Lo que es cierto es que con su actitud pretenden que se ignore un principio fundamental: la igualdad de derechos para todos, sin importar la condición de mexicano o extranjero, o de raza, o religión, o sexo.