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Almacena 400 toneladas de residuos ilegales

Mina zacatecana, convertida en un cementerio tóxico

Es el punto de México más contaminado con bifenilos policlorados

Incumplen remediación

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 23 de agosto de 2010, p. 31

Zacatecas, Zac., 22 de agosto. La mina Nuevo Mercurio, ubicada en el municipio de Mazapil, está abandonada desde hace ocho años, pese a que autoridades locales y federales se comprometieron a remediar y contener los efectos tóxicos de 400 toneladas de residuos peligrosos almacenados ahí, junto con decenas de tanques de bifenilos policlorados (BPC, productos utilizados en las industrias eléctrica, química, minera, automovilística y de la cconstrucción, entre otras).

Estos desechos fueron introducidos ilegalmente desde Estados Unidos. Los BPC fueron producidos por la trasnacional Monsanto y los residuos peligrosos por las empresas Diamond Shamrock (petrolera), Monochem (hoy Borden, fabricante de productos químicos y sintéticos industriales, BF Goodrich (fabricante de llantas) y PPG Industries (pinturas y recubrimientos).

Según el reporte final del Diagnóstico nacional de bifenilos policlorados en México, elaborado por la empresa Acosta y Asociados para el Instituto Nacional de Ecología (INE), con número de expediente INE/AD-084/2001, la contaminación con BPC en esta región del norte de Zacatecas es la más grave del país, junto con un caso del almacén de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Perote, Veracruz.

El documento explica que la mayor parte de los BPC introducidos a México desde la década de 1940 fueron producidos por Monsanto en sus dos plantas de Estados Unidos, aunque también se introdujeron menores cantidades de Europa y Japón en la década de 1980, cuando su importación todavía estaba permitida, pues desde entonces se prohibió el uso de esas sustancias por ser altamente tóxicas y cancerígenas.

En Mazapil (a unos 180 kilómetros de la capital del estado) operó durante años la empresa Minera Rosicler, propiedad de los estadunidenses John Nugent y su hijo Clarence William Nugent, quienes introdujeron al país en forma ilegal varios cargamentos de BPC procedentes de Houston, Texas, y los confinaron en forma inadecuada.

Las investigaciones del INE sobre este caso detallan que en 1977 Clarence W. Nugent introdujo por ferrocarril residuos peligrosos por Ciudad Juárez, Chihuahua, hasta Estación Camacho, Zacatecas, para transportarlos desde ahí en camiones de redilas –por más de 50 kilómetros de terracería– hasta la mina Nuevo Mercurio.

Foto
Ruinas de la mina de Nuevo Mercurio, en el municipio de Mazapil, Zacatecas, donde se almacenan 400 toneladas de residuos peligrosos y tanques con bifenilos policlorados. Hace ocho años autoridades estatales y federales se comprometieron a contener la contaminación y reforestar la zona Alfredo Valadez Rodríguez

En las inmediaciones de la Minera Rosicler se hallaron 635 tambos de metal con capacidad de 200 litros cada uno, y entre 300 y 400 toneladas de diversos residuos que fueron identificados como diesel, bifenilos policlorados, alcohol de verduras, líquidos corrosivos, jales de minas, cenizas catalizadoras de mercurio y desechos sólidos y líquidos, indica la investigación elaborada por Acosta y Asociados. Especifica que los BPC estaban contenidos en 42 tambos de 200 litros cada uno.

Daño ambiental impune

La investigación revela que a principios de la década de 1980 autoridades ambientales de México intentaron ejercer acción penal en contra de los responsables identificados (los Nugent), pero el 18 de marzo de 1983 se les dictó sentencia absolutoria por no existir jurisdicción ambiental sobre el caso.

En 2002, el entonces gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal Ávila, y el entonces titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Lichtinger, convinieron acciones de contención de los residuos peligrosos expuestos en la mina de Nuevo Mercurio y se canalizaron recursos para medidas específicas:

Clausurar los nueve tiros de la mina para evitar que se volvieran a usar para el confinamiento de residuos; concentrar los desechos en cuatro puntos del yacimiento; impermeabilizar la superficie, cubrirla con plástico negro calibre 40 y con material inerte; cercar los sitios donde fueron confinados los residuos. Instalar letreros para advertir de los riesgos para la salud, y reforestar el área de la mina con especies nativas.

No obstante, hasta la fecha las medidas de contención y remediación siguen inconclusas: hay varios tiros de mina sin clausurar; varios puntos donde aún hay sustancias peligrosas, entre ellos los hornos de retorta y los patios de lavado de mineral, no ha sido cercados. Tampoco se reforestó.

Muy cerca de los letreros de peligro que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente colocó hace poco hay numerosas osamentas de coyotes, venados y mamíferos pequeños.

A menos de un kilómetro, decenas de familias aún viven en el caserío de Nuevo Mercurio.