Opinión
Ver día anteriorLunes 16 de agosto de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Provocación
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Millones se verían afectados si prospera el plan del senador Lesley Graham de negar la ciudadanía a los niños nacidos en Estados Unidos, pero de padres indocumentados. La imagen corresponde a una manifestación realizada en julio pasadoFoto Reuters
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a enmienda número 14 de la Constitución de Estados Unidos dice: Todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos y sujetas a su jurisdicción serán ciudadanas de Estados Unidos y del Estado en que residan...

Recientemente el senador republicano Lesley Graham declaró su intención de formular una propuesta para modificar dicha enmienda para que a los nacidos en territorio estadunidense, cuyos padres sean ilegales, no se les reconozca como ciudadanos estadunidenses.

Aún no está claro si es una mera provocación para agitar aún más el ya de por sí caldeado ambiente prelectoral, o si en serio se pretende que se cambie la Constitución para eliminar esa disposición. En uno y otro caso se ha introducido un elemento más de discordia en la sociedad estadunidense. En los medios de comunicación más conservadores la propuesta se ha considerado oportuna y necesaria. No hay que ser muy imaginativo para saber quienes son el principal blanco de la propuesta: los mexicanos indocumentados. De acuerdo con la información publicada en la prensa estadunidense, el senador republicano Jeff Sessions considera que el contenido de la enmienda en cuestión es confuso y se ha prestado para que las madres que van a dar a luz viajen a Estados Unidos en donde sus hijos, al amparo de dicha enmienda, gozarán de la nacionalidad estadunidense.

Pareciera que hay una campaña de parte del ala más conservadora del Partido Republicano para perder lo más rápido posible el apoyo de la mayoría de los votantes de origen latino. Para mala fortuna de estos últimos el gobierno responde a cada una de esas provocaciones con nuevas medidas de control de la población indocumentada. El paquete de 600 millones de dólares aprobado por el gobierno para equipo y personal destinado a fortalecer la vigilancia en los estados fronterizos pareciera sugerirlo así.

Probablemente la estrategia del gobierno sea demostrar a quienes se han opuesto a una reforma migratoria integral que sí hay un control efectivo de la frontera. Probablemente también en el gobierno se piense que esto lo entienden todos aquellos que apoyan la lucha para que a los indocumentados se les reconozca su derecho a residir en Estados Unidos, pero lo más probable es que no sea así. Los que hoy se oponen a la reforma lo seguirán haciendo, independientemente de que se controle el flujo de indocumentados en la frontera. En el fondo, sus razones van más allá del asunto del control fronterizo. También cabe la posibilidad que el gobierno pierda paulatinamente el apoyo de un importante sector que contribuyó con sus votos a la esperanza del cambio. Por razones obvias, es casi seguro que tampoco apoyen al partido republicano con sus votos. Simplemente dejarán de acudir a las urnas.

De ser así, todos saldrán perdiendo en momentos en los que más se requiere una respuesta firme de quienes están conscientes de la amenaza de la redición de uno de los periodos más obscuros en la historia reciente.