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Sucesión en Colombia

Se privilegiará la diplomacia, dice el nuevo mandatario

Promete reconstruir nexos con Venezuela y Ecuador
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Simpatizantes del presidente venezolano, Hugo Chávez, se manifestaron ayer en Colombia, en demanda de que se normalicen las relaciones diplomáticas Caracas-BogotáFoto Reuters
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 8 de agosto de 2010, p. 3

Bogotá, 7 de agosto. Dispuesto a finalizar la época de lanzas rotas entre los gobiernos de Caracas y Bogotá, el nuevo presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmó en su discurso inaugural que uno de sus propósitos fundamentales será reconstruir las relaciones de su país con las dos naciones vecinas, Venezuela y Ecuador, restablecer las confianzas y privilegiar la diplomacia y la prudencia.

Sentado entre los 16 mandatarios que asistieron a la toma de posesión, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, sonrió levemente y se inclinó sobre el hombro de su vecina de asiento, la mandataria de Costa Rica, Laura Chinchilla. En contraste, Nicolás Maduro, sentado varias filas atrás entre el público, conservó el gesto adusto. El canciller venezolano asistió en calidad de muy bajo perfil. No sólo no ocupó un sitio entre los invitados de Estado, sino que ni siquiera fue mencionado por el recién ungido presidente en sus saludos iniciales.

En la Plaza de Bolívar, en el capítulo que dedicó a lo que será su política exterior, Santos pronunció una frase dedicada a alguien sin citar su nombre, pero que todos identificaron: Hugo Chávez. Queremos vivir en paz con nuestros vecinos. Los respetaremos para que nos respeten. Y añadió que no reconoce enemigos en ningún gobierno extranjero.

Llevó el mensaje de reconciliación más allá: “la palabra guerra no está en mi diccionario cuando pienso en Colombia, en sus relaciones con sus vecinos (…) Porque antes que soldado he sido diplomático”.

Apenas una semana atrás, las siempre tensas relaciones bilaterales con Caracas se crisparon aún más, al grado de llegar a la ruptura diplomática. El nuevo episodio se inició cuando Santos, aún como presidente electo, decidió invitar a Hugo Chávez a la toma de posesión. Y Chávez aceptó.

Uribe actuó para bloquear ese acercamiento y ordenó a su embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA) presentar un dossier de pruebas que demuestran la presencia de campamentos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio venezolano con conocimiento de las autoridades de ese país. Pero ese gesto dramático no tuvo eco ni en la OEA ni en ningún otro espacio que no fuera el Palacio de Miraflores, en Caracas, donde su habitante tampoco perdió la oportunidad de devolver el golpe a su rival favorito rompiendo el lazo diplomático.

En el bloque regional Unión de Naciones Sudamericanas se activó de inmediato una operación para reparar el entuerto, nadie respaldó a Uribe y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, incluso se propuso como mediador entre los dos países.

A esa gestión de buenas intenciones el nuevo mandatario colombiano respondió hoy: agradezco a tantas personas que se han ofrecido a mediar, pero prefiero el diálogo franco y directo.

Para Colombia, la relación con su vecino de la zona araucana es muy delicada. En una ruptura como la que se vive son los colombianos los que más se ven afectados, ya que en esa región el comercio bilateral es intenso y la economía de los departamentos fronterizos colombianos depende totalmente de él. También son miles los braceros colombianos que cruzan la frontera para trabajar.

Santos puso condiciones a Caracas: respeto mutuo, cooperación recíproca, firmeza contra la criminalidad y comunicación sincera y abierta.

En su primer discurso como jefe de Estado, Santos también hizo una alusión a Haití, representado en la ceremonia por el vicepresidente Max Bellerive, y a la visita que hizo a Puerto Príncipe la semana pasada: Latinoamérica y el mundo tenemos que hacer mucho más para la reconstrucción postsísmica de esa nación caribeña. No podemos avanzar tranquilos hacia el futuro dejando atrás la inmensa tragedia del pueblo haitiano.