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La fiesta por los 70 años de Herbie Hancock
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Periódico La Jornada
Sábado 7 de agosto de 2010, p. a20

El nuevo disco de Herbie Hancock, The Imagine Project, es a su vez su nueva obra maestra.

Está escandida pero no escondida. Con la elegante discreción que consiste en dirigir un proyecto de equipo sin ser protagonista pero definir el rumbo de manera inequívoca, este gran maestro presenta un álbum que para muchos pasaría como una colección de canciones retrabajadas, cuando en realidad se trata de una creación preñada de originalidad, frescura, verosimilitud. Bondad.

Del primero al último track, el piano es el alma de este sabio discurso musical con apariencia de canciones.

Es una celebración de la vida.

Con este disco, el maestro que aprendió a tocar el piano a los siete años y a los 11 fue solista de la Sinfónica de Chicago en un Concierto de Mozart, festeja su cumpleaños 70 (12 de abril, el día en que salió a la venta el disco, aunque apenas llegó a México hace unos días). Celebra la vida porque el objetivo de grabar este disco multinacional, multicultural, es hacer mayor conciencia de la belleza de la vida y de la importancia de la música como lenguaje universal, igual que el amor.

El común denominador de las canciones elegidas para ser cantadas por artistas significativos en distintas culturas del orbe, es que todas expresan emociones positivas.

La que da nombre a todo el álbum, Imagine, la cantan India.Arie, exponente notable del género neosoul, al alimón con la africana, conocida nuestra, Oumou Sangare. En el trabuco orquestal figuran gigantes como Marcus Miller, Vinnie Colaiuta y Álex Acuña. Encima de todos sobrevuela un imponente riff de Maese Jeff Beck. Vaya inicio de disco, caracho.

Lo mejor para mi gusto es el siguiente track: Don’t Give Up, esa pieza maestra del arcángel Peter Gabriel. Primer acierto: John Legend frasea de la misma manera que lo hace Gabriel, mientras Pink hace el papel de Kate Bush (en México conocimos la versión con Sinnead O’Connor y Gabriel, en vivo). Lo que a algunos críticos les ha parecido un error (cantan como si fueran los originales del primer disco), es en realidad un acierto gigantesco: crean esta obra de la misma manera como lo hace una orquesta sinfónica: leen la partitura.

Una prueba de esta exquisitez creativa es el impresionante, conmovedor, dramatúrgico discurso en primer plano que hace Herbie Hancock a lo largo de toda esta obra. Es como un montaje wagneriano en el mismísimo Bayreuth.

Toda obra de arte tiene defectos. En este caso es el track que desperdicia Juanes. Lo que pudo haber sido sabrosura se queda en un ritornello, una frasecita pegajosa, edulcorada. Sin imaginación. Lástima (¿lastima?).

La versión de Lisa Hannigan, The Chieftains, Manu Katché y Toumani Diabate, entre otros maestros, del poema The Times, they are A’Changing, de Robert Zimmerman, así como el final de antología con Anoushka (una de las hijas de Ravi) Shankar, Wayne Shorter, entre otros maestros con música carnática esposada con la occidental, es fuera de serie.

Un disco-maravilla, digno de un cumpleaños, el número 70 de un gran maestro: Herbie Hancock, concitador de magia. Amorosa magia.