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Ver día anteriorJueves 22 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Balance de la Jornada

¿El juego del hombre?

H

ace años, el recordado cronista Ángel Fernández bautizó al futbol como el juego del hombre. Ahora, por la manera cómo juega la selección femenil en el Mundial Sub-20 de Alemania, tendría que cambiar el término.

Da gusto verlas patear la pelota. Las juveniles mexicanas tienen buena técnica individual, saben de táctica, juegan en equipo, se entregan los 90 minutos y han mostrado entereza para reponerse de marcadores adversos, como les sucedió en su debut ante Japón y ayer frente a Nigeria.

El Tri femenil inició su participación en Alemania eclipsada por las secuelas de Sudáfrica 2010. Si el país se paralizó con los juegos de los varones, las mexicanas tuvieron que llamar la atención a golpes de buen futbol y ya han atraído las miradas de muchos aficionados.

México forma un equipo fuerte en lo futbolístico y mental. Sólo así se explica que hayan terminado en primer lugar después de haber enfrentado a las campeonas de Asia, de Europa (Inglaterra) y de África.

Pero también han brillado individualidades como la de la portera Cecilia Santiago (de apenas 15 años), la central Alina Garciaméndez (quien ayer anotó un golazo), la capitana Nayeli Rangel (conmovieron sus lágrimas al lograr el histórico pase), Charlyn Corral (frente a Nigeria decayó su nivel, pero ante Japón anotó con toque milimétrico), Stephany Mayor (desborda como extremo de los de antes) y la goleadora Renae Cuéllar.

El éxito tiene sus bases. Las jóvenes juegan de memoria a pesar de que militan en (casi) todas partes, porque en México no se tiene una liga femenil. Diez están en universidades de Estados Unidos, siete en colegios de México y una (Kenti Robles) en el Español de Barcelona. El resto en filiales de Santos, Chivas y Puebla.

Al contrario de los considerados cracks del Tri varonil, las jóvenes –como injustamente en muchos ámbitos– están lejos de los grandes salarios, de los reflectores (Televisa apenas en las recientes horas mandó reporteros a cubrir este Mundial femenil) y tal vez por eso agradan, porque representan el origen y la esencia del balompié: el gusto por el juego mismo, sin cuentas bancarias, anuncios de sándwiches y manipulación mediática o política.

Y así, la frase del juego del hombre perdió todo sentido.