Sociedad y Justicia
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El sector tiene muchas pistas, unas se fortalecen y otras se debilitan, explica el secretario

Niega Lujambio que el recorte al presupuesto castigue a la cultura

El titular de la SEP se declara optimista ante el reto de impulsar la lectura en el país

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El titular de la Secretaría de Educación, Alonso Lujambio, en entrevista con este diarioFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de julio de 2010, p. 36

Frente al reto de hacer de México un país de lectores, Alonso Lujambio, titular de Educación Pública (SEP), afirmó: tiendo a ser optimista, de lo contrario no sería secretario de Educación. Si no creo que se pueden transformar inercias o prácticas muy ajenas a lo que estamos buscando, estaría cruzado de brazos.

En entrevista con La Jornada, reconoció que en los recursos públicos destinados a la política cultural en México puede haber un recorte aquí o allá, pero si lo ves desde una perspectiva de largo aliento no está siendo castigada a través del presupuesto. La cultura tiene muchas pistas, unas se fortalecen y otras se debilitan.

Señaló que las deficiencias en los niveles de comprensión de lectura en los alumnos de educación básica sólo son una parte de la explicación de por qué se lee poco en México. Rechazó que la SEP vaya a emitir una condena a prácticas sociales entre los jóvenes, como permanecer largo tiempo ante el televisor o conectados a Internet, pese a que representan factores de competencia para la lectura.

Consideró que muchos jóvenes se han acercado a la lectura a través de obras literarias de extraordinaria extensión, en las que no han encontrado el redondeo de la historia, la comprensión, la clave de la trama. Agregó que en ocasiones el temor a no entender es lo que aleja a los jóvenes de la literatura, porque si no entienden, difícilmente se van a volver a acercar a la lectura.

Origen de la falla

–¿Por qué los jóvenes no leen, qué falla?

–Estamos fallando en primer lugar como sociedad, y sobre todo en el espacio familiar, en el gusto por la lectura (...) Si esa práctica en la familia se debilita, se minimiza la probabilidad de que la cultura de la lectura se arraigue entre nosotros. Digo esto con cuidado, porque muchas familias con padres analfabetas difícilmente pueden generar una dinámica de poner a leer a los niños en casa, pero sí pueden hacer que los niños que están aprendiendo a leer lo hagan ante sus padres y generar una conversación, una dinámica sobre lo leído, independientemente de que quien escucha no sepa leer.

La SEP va anunciar próximamente una propuesta para las familias, y la colección de libros 18 para los 18 –destinada a alumnos de bachillerato– forma parte de esa estrategia de fomento a la lectura, como instrumento fundamental para activar la inteligencia.

–¿Cómo hacer que los jóvenes se involucren en una cultura de la lectura ante el impacto de la televisión o las redes sociales?

–Proponiéndoles lecturas. La mejor forma de enfrentar esto, que es una realidad cotidiana entre nosotros, es una propuesta que pueda motivar a los jóvenes a leer.

–¿Bastará promocionar la lectura entre los jóvenes y con qué acciones?

–En todos los bachilleratos del país va estar la colección 18 para los 18 –que integra igual número de novelas cortas de autores mexicanos–, y también la vamos a promocionar entre los maestros de literatura de educación media superior. No podemos abolir otras formas de acercar a los jóvenes a la diversión o el entretenimiento. Estas alternativas están ahí y lo que tenemos que lograr es que se combinen, quizá aligeradas en su carga de tiempo, a fin de que los jóvenes encuentren otras formas de conocer el mundo.

–Pero ¿cómo logrará que un joven se acerque a un libro?

–A través del sistema educativo, de sus maestros. Es el instrumento con el que contamos. No hay otra manera desde la perspectiva del Estado.

–¿Cómo crear un país de lectores en un entorno económico que dificulta a la mayoría de los mexicanos comprar libros?

–El sistema escolar construyó desde hace varios años un pieza central del proceso educativo, la biblioteca de aula. Es una colección que no se ha utilizado ni explotado como debiera, pero el sistema educativo sí ofrece a niños y jóvenes estas alternativas de lectura. (...) Reconozco que muchas familias mexicanas no tiene recursos para comprar libros, pero se les ofrece esta posibilidad tanto en las bibliotecas de aula como escolar.

–El fomento a la lectura no puede aislarse de una estrategia de Estado en materia cultural. ¿Cuáles son los ejes centrales de la política cultural del gobierno actual?

–Acción Nacional siempre partió de la premisa del pluralismo entre los mexicanos, de la aceptación cabal de nuestra pluralidad. Por lo tanto, la política cultural del gobierno tiene que reflejar necesariamente esa pluralidad.

–Ante los recortes presupuestales anunciados por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a diversas expresiones artísticas y culturales, ¿no es contradictorio lanzar al mismo tiempo una propuesta como 18 para los 18?

–No es contradictorio. Si consideramos el presupuesto del CNCA en los últimos años no vemos una política de recortes, sino de incremento.

–¿Qué opina de la cancelación de alternativas culturales, algunas promovidas por la sociedad civil, Por falta de financiamiento?

–¿Como cuáles?

–El proyecto Instrumenta Oaxaca y el festival Música y Escena.

–Insisto, puede haber pistas diferentes de acción cultural. Unas no anulan a otras. Lo importante es llamar la atención de la sociedad sobre la importancia de la lectura, independientemente de que en otras pistas del ámbito cultural algunas políticas se fortalezcan y otras se debiliten.

–Si se fuera a una isla desierta, ¿qué libro se llevaría?

La Constitución y la dictadura, de Emilio Rabasa, pero también las Obras completas de Octavio Paz, o Los hermanos Karamazov de (Fiódor) Dostoievski.