Opinión
Ver día anteriorViernes 9 de julio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Este sexenio, el peor desde De la Madrid

Balance espeluznante

Aumentan drásticamente los riesgos

E

n eso de los pronósticos económicos para el futuro inmediato, tocó el turno al Fondo Monetario Internacional –el mismo organismo que, como en su momento reconoció, no vio venir la crisis internacional–, para el que la economía mexicana avanzaría 4.5 por ciento en el presente año y 4.4 por ciento en 2011 (no se anima a proyectar el resultado de 2012), con lo que de cualquier forma no variaría la reprobatoria calificación del sexenio calderonista en este renglón (como en muchos otros), que no es otra que la peor desde tiempos de Miguel de la Madrid.

Ayer en este espacio se comentó que el Banco Mundial estima un repunte económico para México de 4.3 en el presente año, de 4 por ciento en 2011 y de 4.2 por ciento en 2012, lo que sumado a los resultados 2007-2009 el exitoso calderonato arrojaría una tasa promedio anual de crecimiento de 1.75 por ciento, proporción casi tres tantos menor a la comprometida por el actual inquilino de Los Pinos en tiempos de campaña electoral. El balance, con dichas cifras, sería espeluznante.

Ahora el FMI divulga sus estimaciones, con la diferencia de que no se anima a proyectar qué pasaría en México, en términos económicos, en 2012, año electoral en el que todo puede pasar, como es costumbre en este país. Aún así, con los números de este organismo internacional, Felipe Calderón conservaría la medalla de plata en lo que a peores resultados económicos se refiere en casi 30 años, sólo superado en el pódium por el gobierno de Miguel de la Madrid.

Si se consideran las cifras recién divulgadas por el FMI, Felipe Calderón y su muy buen equipo económico, tal vez el mejor (¿cómo estará el peor?), según su sabia descripción, habría conseguido una tasa promedio anual de crecimiento de 1.38 por ciento entre 2007 y 2011, resultado aún peor que el 1.8 por ciento registrado entre 2001 y 2005 por Vicente Fox (quien, dicho sea de paso, prometió 7 por ciento anual). Para dar una idea de lo bien que lo ha hecho el inquilino de Los Pinos y su excelente equipo económico, vale recordar que en los primeros cinco años de gobierno zedillista (1995-1999, crisis descomunal y devaluación incluidas), la tasa promedio anual observada fue de 2.87 por ciento, el doble de la registrada en igual lapso por el calderonato.

La nueva proyección para México “significa una mejoría de medio punto porcentual respecto de las proyecciones que el propio FMI había realizado en su reunión anual de otoño del año pasado. La corrección está contenida en la actualización del reporte Panorama económico mundial, dado a conocer por la institución, y según el cual la economía global crecerá a un mejor ritmo de lo anticipado en abril. En su anterior reporte, difundido en ocasión de la reunión anual de primavera, había proyectado una expansión de la economía mexicana de 4.2 por ciento en 2010 y de 4.5 por ciento para el próximo año. Ahora redujo de manera mínima la proyección para 2011, cuando se anticipa un crecimiento de 4.4 por ciento del producto interno bruto”. Eso estima el organismo, pero limita a 2010 la supuesta mejoría, toda vez que para 2011 prevé un descenso generalizado tanto en las economías desarrolladas como las ahora calificadas de emergentes (antes, sin eufemismos, simple y sencillamente se les conocía como del Tercer Mundo), incluida la mexicana.

Entonces, con mejorías en las estimaciones o sin ellas, el saldo del calderonato en materia económica no se modificaría. Para que el sexenio de la continuidad superara al del cambio, en la segunda mitad de su estancia en Los Pinos la economía nacional tendría que registrar incrementos anuales cercanos 6 por ciento (algo no visto en más de una década). Aún así, con ese irreal resultado, el balance sería igual de raquítico: Fox, con una tasa promedio anual de 2.3 por ciento; Calderón, con una tasa promedio anual de 2.6 por ciento.

En términos globales, el FMI advierte que los riesgos han aumentado drásticamente en medio del resurgimiento de las turbulencias financieras. Los nuevos pronósticos dependen de la implementación de políticas orientadas a restablecer la confianza y la estabilidad, particularmente en la zona del euro. A nivel más general, las medidas de política económica aplicadas por las economías avanzadas deberían centrarse en una consolidación fiscal que inspire confianza, en especial en políticas encaminadas a reforzar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo, como las reformas de los sistemas tributarios y de prestaciones. Las medidas fiscales, respaldadas por condiciones monetarias acomodaticias, deberían complementarse con una reforma del sector financiero y reformas estructurales para fortalecer el crecimiento y la competitividad. En las economías emergentes las políticas también deberían ayudar a reequilibrar la demanda mundial, entre otras formas, mediante la aplicación de reformas estructurales y, en algunos casos, una mayor flexibilidad del tipo de cambio.

La reciente turbulencia en los mercados financieros internacionales ha empañado las perspectivas. Para el Fondo, lo anterior es resultado, fundamentalmente, de cuestiones relacionadas con la sostenibilidad fiscal en las economías avanzadas, que pasaron a primer plano durante mayo, impulsadas por la preocupación inicial por la situación fiscal y la competitividad de Grecia y otras economías vulnerables de la zona del euro. La preocupación con respecto al riesgo soberano repercutió en los sectores bancarios europeos. Resurgieron las presiones sobre el financiamiento y éstas se propagaron a través de los mercados interbancarios, impulsadas también por la incertidumbre con respecto a las respuestas de política económica. Al mismo tiempo, se plantearon cuestiones relacionadas con la sostenibilidad y la solidez de la recuperación mundial. A medida que disminuyó el apetito por el riesgo y los mercados redujeron sus expectativas con respecto al crecimiento futuro, también se registraron ventas masivas de activos en otras regiones, incluidos los mercados emergentes. Esto provocó fuertes movimientos en los mercados cambiarios, bursátiles y de materias primas. Esta nueva turbulencia financiera podría afectar toda la economía real a través de varios canales, generando cambios en la demanda interna y externa y en los tipos de cambio relativos.

Las rebanadas del pastel

Más productivo y ético sería que Jesús Ortega públicamente se afiliara al PAN, y no que el PRD expulsara a Andrés Manuel.