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Antonio Mejía Haro, del sol azteca, llevaba sólo 21.12% de votos

Debacle del PRD en Zacatecas; clara ventaja del priísta Alonso

Los abanderados de PAN y PT llegaban a 19.3 y 12.9%, respectivamente

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Miguel Alonso Reyes celebra su virtual triunfo en ZacatecasFoto Notimex
Enviado y corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 5 de julio de 2010, p. 6

Zacatecas, Zac. 4 de julio. Fin de época. Tras 12 años en el poder el PRD se encaminaba hacia una derrota segura que, al cierre de esta edición, tenía ya visos de desastre y de tragedia. Con más de 50 por ciento de casillas computadas, Miguel Alonso Reyes, candidato de la coalición Primero Zacatecas (PRI-PVEM-Panal), tenía 43.93 por ciento de los votos; Antonio Mejía Haro, de Zacatecas nos Une (PRD-Convergencia), 21.12; el panista Cuauhtémoc Calderón, 19.3, y David Monreal, del PT, 12.9 por ciento. La participación ciudadana fue de 56 por ciento.

En cuanto a la renovación de Congreso y municipios se arrastraba la misma tendencia; de 18 distritos en disputa, Primero Zacatecas aventajaba en 13, en tanto Zacatecas nos Une sólo iba adelante en dos, igual que el PT, mientras el PAN tenía ventaja en un distrito. Por lo que hace a los ayuntamientos, el priísmo se perfilaba para ganar la capital y Jerez, el PT Fresnillo, el PAN Sombrete y el perredismo Guadalupe.

Aún no terminaban de cerrar las casillas y Miguel Alonso Reyes, ex perredista y ex colaborador de la gobernadora Amalia García, ya auguraba la nueva era. Sonriente, entre la algarabía de sus simpatizantes, pero sobre todo de monrealistas y ex perredistas –quienes celebraban, más que el triunfo del PRI, la derrota de García Medina–, el candidato de Primero Zacatecas vaticinaba que los resultados oficiales confirmarían su victoria.

Presente en el hotel Emporio, el senador perredista Tomas Torre resumía: Debo decir con cierta nostalgia que no ganó el PRI; perdió la izquierda, porque la arrogancia política y la exclusión fueron razones que condujeron a estos resultados. Es la debacle del PRD, porque hubo una evaluación a Amalia, que desde el proceso interno lo condujo dramáticamente a la derrota. Otro perredista, Raymundo Cárdenas, dijo: El resultado es producto de una actitud soberbia, alejada de los principios de la izquierda por parte de la gobernadora.

Concluido el anuncio festivo del PRI, confirmado con el avance del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), la alianza PRD-Convergencia citó a conferencia de prensa. Ahí, el rostro del candidato Antonio Mejía Haro desmentía los gritos triunfalistas de sus simpatizantes que machaban con un ¡ya ganamos!, que sin mucha convicción repetía el candidato de García Medina.

Con la frase hay que esperar los resultados por respeto a los zacatecanos, el perredista parecía confirmar que la suerte estaba echada.

–¿El margen de las encuestas es muy amplio?

–Vamos a esperar.

Más tarde, el PREP ratificó el desastre electoral del PRD. Se confirmaban las certezas priístas desde la misma hora que cerraron las casillas, cuando Miguel Alonso se decía satisfecho por la jornada electoral, pero acusaba que fue un proceso que no estuvo exento de situaciones complejas, de actitudes que no fueron del todo imparciales, pero la campaña ha concluido.

Día lluvioso en Zacatecas, tormentoso para el PRD. La historia política zacatecana se repetía con un desenlace inverso. Ahora los priístas festejaban un triunfo que fue posible por la fractura perredista. Victoria no ajena a un último intento desde el gobierno de preservarlo para el sol azteca, dijo Arturo Nahle, ex secretario de Gobierno monrealista, disidente del PRD y activo crítico de García Medina y sus excesos.

La jornada electoral transcurrió en relativa tranquilidad y uno de los hechos más graves denunciados en el Consejo General del Instituto Electoral de Zacatecas fue la persecución y presunto amedrentamiento por parte de las corporaciones de seguridad pública a observadores electorales. Los incidentes ocurrieron en la zona conurbada de la capital, donde policías ministeriales y agentes de tránsito detuvieron a cuatro vehículos en los que, desde la óptica de los perredistas, viajaban presuntos mapaches electorales del PRI.