Alfabetización en el uso de información.
Una necesidad de los estudiantes
frente al mundo globalizado

Karina Itzel Barrera

Actualmente nuestra sociedad se encuentra en contacto directo con las tecnologías de la información y comunicación, que han modificado de forma irreversible nuestras actitudes, hábitos, costumbres, valores y formas de ver el mundo. Años atrás, recurríamos a los libros, las revistas y los periódicos o a las bibliotecas para satisfacer necesidades de información; para pagar algunos servicios las personas acudían directamente a los establecimientos correspondientes, y para comunicarse con habitantes de otras ciudades se utilizaba papel y lápiz para enviar una carta postal. Ahora todo es distinto, recurrimos de manera inmediata a internet, sus sitios y redes sociales para informarnos, realizar tareas escolares, transferir pagos, comunicarnos y muchas cosas más.

Lo anterior es una realidad, pero también es real que estos recursos implican problemas para los usuarios; principalmente para quienes los utilizan con fines académicos, pues obtienen un sinfín de información. En los procesos de buscar en internet se tiene acceso a miles de sitios y documentos, por tanto, quien no sabe seleccionar recurre a las primeras páginas que se presentan, sin verificar que la información sea relevante, sustentada, y confiable. Esto apunta a la necesidad de la alfabetización en el uso de información.

Para ello existe el Alfin1, un programa de alfabetización en el uso de información que se aplica como apoyo a los usuarios de internet para que adquieran estrategias de acceso a la información y habilidades de pensamiento crítico para seleccionarla, sintetizarla y presentarla en nuevas formas de acuerdo con sus necesidades. Se utiliza principalmente con estudiantes universitarios que continuamente necesitan y buscan materiales informativos para su formación académica y sus trabajos de investigación, y requieren por tanto habilidades y destrezas para manejarla sin naufragar en la red ni incurrir en plagio.

Se aplica sobre todo en las bibliotecas, pues éstas cuentan con los recursos electrónicos necesarios para indagar en distintas áreas del conocimiento con información relevante y sustentada, respaldada por instituciones de diferentes países, y con bibliotecarios capacitados en la búsqueda y recuperación de información.

Su meta es que los usuarios se conviertan en personas “infoalfabetas”, personas que acceden a la información de manera autónoma y eficiente, la evalúen de manera crítica y la utilicen en forma precisa y creativa. En pocas palabras, que sepan cuándo y por qué necesitan la información, dónde encontrarla, analizarla, utilizarla y comunicarla de manera ética.

Lograr los objetivos de Alfin en las instituciones educativas implica el trabajo conjunto del docente y el bibliotecario en el aula, la biblioteca y los laboratorios de cómputo, para promover que el estudiante desarrolle seis destrezas fundamentales:

Plantear las preguntas adecuadas.

Reconocer qué quiere investigar, cuál es su necesidad de información. Esto permite al usuario dirigir correctamente su proceso de búsqueda y hace posible que el docente lo oriente para que especifique y delimite su tema de investigación.

Identificar fuentes para acceder a ellas.

A partir de obras de consulta: libros, revistas, recursos de internet enfocados a sus necesidades, el usuario aprende a identificar distintas fuentes y a valorarlas, a la vez que se capacita en estrategias de búsqueda que le permitan acceder con mayor facilidad a la información que necesita.

Evaluar las fuentes de información.

Al proceso anterior le sigue la apropiación de criterios para examinar y analizar las fuentes y los contenidos de la información a la que el usuario accede, para seleccionar la que considere de mayor utilidad y evaluar su precisión y relevancia de manera crítica y adecuada.

Organizar la información.

Una parte de la evaluación implica que el usuario aprenda a ordenar y clasificar la información recuperada para determinar cuál es la mejor en relación con lo que busca.

Utilizar la información.

El usuario necesita habilidades para utilizar la información que selecciona, en forma precisa y creativa, encontrar nuevas formas de presentarla y transmitirla como un conocimiento personal y un producto informativo.

Hacer un uso ético de la información.

Ante la necesidad de acreditar la información que utiliza, el estudiante aprende a presentar citas, referencias bibliográficas y otros elementos que debe contener un documento en línea, y comprende que el uso ético de la información implica el respeto a la propiedad intelectual y a las normas de su uso legal.

Por último, el programa plantea que la alfabetización en el acceso a la información debe ser considerada una necesidad educativa básica para todos los niveles, y un servicio bibliotecario principal para todos los estudiantes. La biblioteca, cuya razón de ser es el usuario, tiene la responsabilidad de apoyarlo para que pueda aprovechar los recursos que pone a su disposición. Con este sentido, el programa da mucha importancia a que el bibliotecario capacite a los docentes en su uso, de modo que puedan decidir libremente cómo y cuándo trabajarlo con sus estudiantes.

Para saber más:

Directrices Internacionales para la Alfabetización Informativa, Sección de Alfabetización Informativa de IFLA,

http://bivir.uacj.mx/dhi/DoctosNacioInter/ Docs/Directrices.pdf

Karina Itzel Barrera es licenciada en Biblioteconomía por la enba, y bibliotecaria encargada del Servicio de Referencia de la UACM, plantel San Lorenzo Tezonco.

[email protected]


1 Alfin fue desarrollado en 1989 por la comunidad bibliotecaria de la American Library Association de Estados Unidos. Su aplicación no implica otro costo que la disposición de los docentes y los bibliotecarios. Desde hace años se aplica en instituciones educativas mexicanas como la UNAM, la UAM, el COLMEX y el plantel San Lorenzo Tezonco de la UACM. La capacitación en el programa puede ser adaptada por los bibliotecarios en función de las necesidades de sus instituciones.

Regresar al inicio