Pedagogía de la exclusión
Crítica al neoliberalismo en educación

María Elena Hope

¿Cuáles son los factores y los procesos más determinantes del neoliberalismo que conducen a la exclusión? De esto trata este libro compilado por Pablo Gentili. Describe los procesos de configuración del pensamiento neoliberal en el terreno educativo; ayuda a entender su génesis en los años setenta con la crisis que desmanteló el estado de bienestar, su consolidación con el auge de la nueva derecha que impulsó el libre mercado, la desregulación y el adelgazamiento del Estado, y el papel de los organismos de financiamiento internacional para imponer sus principios en el Tercer Mundo.

Más que nunca antes, con el neoliberalismo la concepción de la democracia queda reducida a la fachada electoral, tras la cual el Estado se diluye; su función regulatoria de los recursos de la nación y su papel de garante de los derechos ciudadanos a la educación, la salud, la seguridad social, son distorsionados al grado de ser irreconocibles. Ya no rige el bien común; toda acción de gobierno en función de los valores fundamentales del antiguo contrato social –la soberanía y los derechos ciudadanos– es vista como injerencia populista, competencia desleal y ausencia de “racionalidad económica”.

La nueva derecha busca imponer en el mundo entero su único criterio válido: el libre comercio como “libertad suprema”, con lo que conlleva de explotación –reduce al mínimo los salarios y los derechos laborales–, depredación –hace de todo recurso público un bien privado redituable–, exclusión –condiciona el acceso a servicios antes públicos al poder de compra privado–, y la desaparición del ciudadano –dando entrada al cliente que compite por adquirir poder de compra. Por eso le estorban las regulaciones y necesita “adelgazar” al Estado y fortalecer al gobierno: diluir su función de servicio y hacerlo suficientemente autoritario para controlar e imponer sus principios a la sociedad. ¿Las consecuencias?, sociedades cada vez más desiguales e injustas y la vulneración cotidiana de los derechos ciudadanos más elementales, como el derecho a la educación. En este ámbito, la creciente proliferación de instituciones privadas, la imposición de criterios de competencia, de “calidad total”, de sistemas centralizados de evaluaciones asociadas a criterios de productividad empresarial, son apenas la punta del iceberg.

Son muchas otras las nociones que el neoliberalismo impone. Por ejemplo, para ser relevante, la educación debe ser competitiva, y, desde luego, polivalente, instrumental para las necesidades del mercado. El estudiante no es un ser en desarrollo de su potencial humano, sino un usuario, un cliente que compite por el consumo de enseñanzas y los réditos de sus certificados; su contraparte, el profesorado, es instrumento, un conjunto de individuos en permanente competencia, encargado de aplicar políticas educativas, currículos y evaluaciones sin la menor posibilidad de debatirlas o participar en su diseño. En última instancia, la competencia produce puntos, y el éxito educativo implica obtener calificaciones más altas que los demás en escalas de eficiencia y productividad.

En su aplicación, esas nociones determinan nuevos significados y formas de funcionamiento de los sistemas educativos: condiciones impuestas –que en los ámbitos oficiales ya se consideran “naturales”– sobre una vasta gama de acciones y prioridades: en la mercantilización de la educación –como bien comprable y como currículo asociado a las necesidades del mercado–; en los topes a la matrícula, la admisión y permanencia de estudiantes; en la validación de planes de estudio y sus enfoques; en la imposición de competencias tecnificadas como objetos de aprendizaje y en la prioridad que se da a la tecnología como objeto de estudio y como medio para impartir enseñanza y procesar información; en criterios estandarizados de evaluación, acreditación y certificación; en la obtención de títulos y la valoración de los grados; en la jerarquización de las instituciones según su “excelencia”.

No obstante sus fracasos –que el libro documenta in extenso–, a pesar de que tiende a reducir la educación a lo meramente instrumental, de que coarta el derecho a educarse y presiona la generación de cada vez mayor inequidad, el neoliberalismo en el Tercer Mundo se declara triunfante, ignora todo cuestionamiento, incluso el que ya surge en el mundo desarrollado, y cada nuevo gobierno impone más de lo mismo. Para sus adeptos, los principios neoliberales son inamovibles.

En el libro, autores como Torres, Connel, Apple y Oliver, Fonseca, Costa, Frigotto, Suárez y Gentili tratan de los mercados educacionales, los programas de privatización, la problemática de la pobreza, la formación de los movimientos conservadores, las políticas del Banco Mundial, los enfoques neorreformadores, y más. Su riqueza está en la diversidad de temas, también en que nos permite visualizar recursos y propuestas de resistencia de las organizaciones ciudadanas frente a las supuestas ‘verdades’ del neoliberalismo y, sobre todo, en que contribuye a potenciar al lector para actuar contra la distorsión neoliberal de conceptos y valores que han sido fundamentos del contrato social democrático y que hoy son meros simulacros, un double talk orwelliano hecho realidad.

Bajo la certera coordinación de Gentili, la obra nos acerca a los debates más relevantes de pensadores latinoamericanos, luchadores reconocidos por la defensa y transformación de la escuela pública, por la democracia, contra la inequidad y las políticas de exclusión. Compartiendo una mirada histórica y desde distintas perspectivas, sus ensayos nos invitan a reflexionar en los múltiples aspectos de la ofensiva neoliberal y nos alientan a sumarnos e inventar formas creativas y eficaces para desafiar y vencer a la pedagogía de la exclusión.

Para saber más

Paolo Gentili (coord), Pedagogía de la exclusión. Crítica al neoliberalismo en educación, Ediciones UACM, 2004

María Elena Hope es coordinadora editorial de este suplemento

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