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David Martín del Campo lanza La noche que murió Freud, obra de suspenso y desolación

En el país no hay novela que haya sabido entrarle al tema del crimen organizado

No se ha hecho por miedo, por pudor o por incapacidad, afirma el escritor en entrevista

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Martín del Campo es autor de Alas de ángel Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de junio de 2010, p. a14

La literatura mexicana enfrenta grandes desafíos, como ocuparse de los temas del narcotráfico, la provincia o la Cristiada, afirma el escritor David Martín del Campo, quien añade a sus obras la publicación de La noche que murió Freud, novela de desolación, enfermedad mental, crimen, suspenso y peces que hablan.

El principal desafío, dice en entrevista, “es uno al que no se le ha sabido afrontar con la suficiente coherencia: el fenómeno del crimen organizado. Todos los días tenemos nuestro ramillete de muertos, y no hay una novela que le haya sabido entrar, por miedo, por pudor, por incapacidad, porque no sabemos para dónde va. Élmer Mendoza se ha acercado al asunto; Pérez Reverte también hizo un acercamiento; no es que deba ser la novela de..., así como tampoco hubo La novela del 68”.

Otro reto es el de la novela que no ocurre en el Distrito Federal. Todos los escritores más o menos notables de provincia se vienen a la ciudad y logran éxito; los que se quedan como que se van pudriendo, salvo dos o tres excepciones, entre ellos Élmer Mendoza. Son pocas las que hablan de ese otro país.

Hay que seguir escarbando, buscando temas, “porque hay muchos asuntos pendientes; otro es el de la Cristiada o el de la transición, que comenzó con el traspaso de poder de Salinas a Zedillo, no con Fox”.

Los temas de los que se ocupa David Martín del Campo en La noche que murió Freud son la desolación y la enfermedad mental, en un texto de crimen, suspenso y peces que hablan.

Creo que se debe leer como una novela de suspenso, alguien me decía que la escribía en las obras de Dostoievski o Patricia Highsmith, que es cuando el lector se pone de acuerdo con el personaje que ha cometido un crimen y se vuelve una suerte de cómplice. Juega con el fenómeno del sicoanálisis porque tiene bastante sentido del humor. En mis novelas siempre está el sentido del humor; yo digo que la vida sin sentido del humor es un error.

Y sí, es una novela de la desolación y del abandono que rompe con el arquetipo mexicano en el que los padres son los ausentes; aquí la ausente, la que abandona es la madre. En un principio, el libro –publicado por Ediciones B– iba a llamarse Alegría en Europa, por el nombre de la madre, pero “suena a tour. Después se iba a llamar Mamá salió de casa, pero parece novela infantil, y quedó La noche en que murió Freud”.

Sigmund Freud murió en dos sentidos: la muerte del sicoanálisis y la de Freud, un pececillo que pasa a mejor vida al igual que sus amigos. Los peces, en estas páginas representan la única posibilidad de diálogo del personaje principal, porque él vive una soledad absoluta.

La noche que murió Freud forma parte de mi búsqueda de la originalidad, añade el autor de Alas de ángel y El año del fuego. “Como escritor no te puedes permitir repetirte. Siempre busco escenarios distintos para mis novelas. A veces una manera de la originalidad es irte tiempo atrás; por eso tengo novelas históricas, que hay quien dice que son novelas en la historia, otras son medio policiacas, medio thriller, y La noche que murió Freud sería una de ellas, y otras que son calificadas como novelas de amor, románticas, de encuentros. Lo único que hago más o menos bien es escribir novelas.”