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Expertos del laboratorio Medifly utilizan la especie Lucilla cuprina para curar heridas

Reviven con éxito en Singapur antigua terapia con larvas de mosca

Se aplica sobre la piel dañada de las personas

Esos organismos eliminan una secreción del sistema digestivo que fluidifica el tejido muerto y luego absorben esa sustancia, explican

 
Periódico La Jornada
Martes 22 de junio de 2010, p. 8

Singapur, 21 de junio. En el laboratorio herméticamente cerrado de Medifly en Singapur apesta tanto que da náuseas. Sobre la mesa hay trozos de corazón de oveja crudo pudriéndose. Si uno mira con detenimiento, se pueden descubrir diminutos puntos blancos: son huevos de moscas.

El asistente de laboratorio asiente con la cabeza: allí crece el capital con el que la empresa gana dinero y salva vidas humanas.

Las larvas, que nacen de los huevos, se aplican sobre carne humana, según prescripción médica. Comen tejido muerto y enfermo, y de esa manera limpian heridas que no quieren sanar.

Si no se usa esta terapia, a los pacientes con frecuencia no les queda otra alternativa que la amputación, por ejemplo en el caso de los diabéticos o personas que contrajeron el estafilococo dorado multirresistente a meticilina (MRSA), para el cual no existe ningún tratamiento antibiótico.

Entonces, las larvas podrían ser la salvación. “En nuestros inicios, en 2007, tratamos a 14 pacientes cuyas extremidades habían sido ‘desahuciadas’ por los médicos, (pero) después de dos meses la mitad pudieron ser tachados de la lista de pacientes que iban a ser amputados”, explicó Donny Lim, gerente general de Medifly.

En varios países de Europa, la terapia con larvas, que en realidad es muy antigua, volvió a estar de moda en los años recientes.

En Asia, este tratamiento todavía es incipiente, porque esos bichos son considerados repugnantes.

Sin embargo, científicos de Singapur se pusieron a la vanguardia en la investigación de la larvaterapia. Un grupo de Medifly analizó si las larvas de moscas tienen cualidades antibióticas especiales. La respuesta es sí.

La terapia con larvas es muy antigua: los habitantes primitivos de Australia y los mayas en Centroamérica curaban con ella.

En la Primera Guerra Mundial, un médico militar británico descubrió las propiedades curativas cuando soldados heridos de gravedad llegaban al hospital de campaña tras días de transporte con lesiones llenas de larvas. Observó sorprendido que sus heridas estaban muy limpias y que sanaban rápido.

El desarrollo de los antibióticos implicó la decadencia de la terapia larval, hasta que en la década de los 90 del siglo pasado los médicos volvieron a recurrir a viejos tratamientos, en vista de la gran cantidad de agentes patógenos resistentes a los antibióticos.

En Medifly se crían constantemente 10 mil moscas. Se encuentran en 37 cajas de vidrio, que a su vez están dentro una cámara de vidrio, aislada y provista de una puerta doble, para que ningún insecto pueda escapar y el olor pueda ser controlado.

Los empleados de Lim buscan nuevos padres cada 10 generaciones. Demasiada procreación consanguínea no es buena, dijo el especialista. Las moscas son atraídas y capturadas cerca de zoológicos y mercados, pero sólo se usa la especie Lucilla cuprina.

Los huevos puestos sobre la carne son esterilizados antes de que nazcan las diminutas larvas. Alrededor de 200, de entre uno y dos milímetros de largo son colocadas en frascos estériles con solución nutritiva y enviadas a los hospitales.

Allí se les coloca directamente sobre la herida o en una especie de saco de té, para que no se dispersen.

Proceso

Las larvas eliminan una secreción del sistema digestivo que fluidifica el tejido muerto y luego absorben esa sustancia. Después de dos o tres días, las que crecieron hasta alcanzar ocho centímetros de largo son retiradas y ahogadas en alcohol.

Hasta ahora no se ha aclarado qué es exactamente lo que hace que las larvas sean confiables curadoras de heridas.

No sólo la secreción digestiva tiene propiedades antibióticas, como comprobaron los científicos de Singapur. En el laboratorio los expertos descubrieron que los gases que produce el sistema digestivo inhiben el crecimiento de bacterias que evitan la curación de las heridas.

Medifly piensa más allá: ¿Se podría fabricar tal vez un espray, que cure heridas en lugar de las larvas?, preguntó Lim. Trabajamos en ello, indicó.