Opinión
Ver día anteriorDomingo 20 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El blanco del crimen
E

ra una noche fría en Emmarentia, tranquilo suburbio habitacional en el suroeste de Johannesburgo, cuando de un coche una mujer brinca y grita me están violando. Theo, hombre blanco en edad madura, era la única persona en la calle. La mujer corre hacia él buscando protección.

Theo es residente de Emmarentia desde 1995. Los fines de semana toca música en distintos bares de la zona. Durante la semana es el productor de varios artistas sudafricanos que incluyen a Dave Mathews Band y Soweto Gospel Choir.

Como instinto, Theo pone en alto los puños para defender a la mujer de los hombres que salen del vehículo ahora estacionado en la banqueta. Dos hombres negros se acercan. La mujer se despoja de su papel de víctima y oprime la sien de Theo con una pistola. Los dos hombres sacan todas las pertenencias de sus bolsillos. Theo responde obedientemente a cada pregunta. Al despojarlo de todo menos de su ropa, la mujer le da un beso y zarpan en el coche con los dos hombres hacia la noche.

Entre la oscuridad y la ira, Theo se infla de venganza. En todos los años en Emmarentia nunca lo habían atracado. Enfrente de él, una sombra flota en la calle. Se percata de que la banda de maleantes olvidó a uno de sus amigos. Hinchado de una cortante furia, se lanza hacia el hombre con patadas, puños, uñas y dientes. Poco a poco la ira se disuelve en la sangre y los gritos de su víctima. Minutos después, y un poco exhausto, comienza a entender lo que el hombre susurra entre cada grito de dolor. Se llevaron mi coche.

Theo se detiene. Su gesto de rabia se transforma en una mueca de terror. Arrepentido, trata de ayudar al hombre negro sangrando en el pavimento. Sin darle oportunidad, el negro se levanta a pesar de tener dos o tres costillas rotas y se pierde en la noche.

Un hombre blanco ataca al hombre negro que fue robado por los negros que atracaron al blanco. Anteriormente, las víctimas de crimen pedestre en Sudáfrica eran los blancos mientras los negros no tenían nada que envidiar el uno del otro. Ahora, en la época después del Apartheid, el crimen se ha esparcido. Cualquier color es blanco del crimen en Sudáfrica.