Habitantes de San Sebastián Nopalera, municipio de Santa Lucía Monteverde, atacaron con armas de fuego la comunidad de Zimatlán de Lázaro Cárdenas, municipio de Putla de Guerrero, en la zona suroeste de Oaxaca, denunciaron indígenas mixtecos al Centro de Derechos Humanos y Asesoría de Pueblos Indígenas.

Detallaron que desde marzo viven un estado de sitio impuesto por habitantes de San Sebastián Nopalera, quienes del 28 al 31 de mayo perpetraron ataques intermitentes con armas de alto poder. El 29 de mayo, después de una de esas agresiones, desaparecieron Marcelino Hernández Jiménez, de 39 años, y Eleazar Asunción Sánchez Hernández, de 18.

Según familiares de Sánchez Hernández, la última vez que lo vieron fue cuando salió de su casa para recoger leña. Su tío Marcelino salió a buscarlo y tampoco regresó. La esposa de éste, Celerina Ignacia Hernández Jiménez, informó de los hechos en la agencia municipal de Zimatlán.

El 30 de mayo la policía estatal encontró una gorra azul y un par de huaraches que Celerina Hernández reconoció como propiedad de su esposo. Según su testimonio, en el lugar donde fueron encontrados esos objetos había un charco de sangre e impactos de bala, pero los policías no continuaron la búsqueda porque fueron agredidos.

Ese día, el grupo armado de San Sebastián Nopalera, agregaron los habitantes de Zimatlán, quemó dos casas en el paraje Los Mangos y continuó robando ganado e impidiendo que los campesinos siembren sus parcelas.

El 31 de mayo 200 personas armadas de San Sebastián Nopalera bloquearon el camino de terracería que conduce a Zimatlán. Desde entonces están suspendidas las clases.

Las autoridades estatales saben de estas agresiones, pero no han hecho nada. Los agentes judiciales de Putla argumentaron que no podían intervenir debido a la inseguridad en la zona, asentaron los campesinos de Zimatlán de Lázaro Cárdenas.

San Sebastián Nopalera y Zimatlán son dos de las 332 comunidades distribuidas en 130 de los 156 municipios de la Mixteca, donde la disputa por la tierra ha generado enfrentamientos desde hace casi 50 años. Los pobladores viven en constante zozobra, ante la indiferencia del gobierno del estado y la actuación parcial de las autoridades agrarias, señaló el centro de derechos humanos.