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El OTV-1 es un explorador espacial con ruta por zonas de guerra, como Irak y Afganistán

EU expande su frontera militar: lanza nave con propósito secreto

Observadores aficionados han visto sobrevolar el aparato

El manejo de la información como clasificada da pie a especulaciones, dicen

El Pentágono se encarga del proyecto desde 2004

Foto
La Fuerza Aérea de Estados Unidos confirmó el envío de la nave (arriba, en una imagen tomada de Internet), pero minimizó su propósito: lo que queremos enfatizar es el vehículo mismo
The Independent
Periódico La Jornada
Viernes 4 de junio de 2010, p. 2

Estados Unidos retirará el último de sus famosos transbordadores espaciales en los próximos meses, pero eso no quiere decir que aparatos voladores de ese país vayan a estar ausentes del espacio. Tal vez pocos lo sepan, pero ya hay uno orbitando la Tierra.

Para el ojo no entrenado, su aspecto es muy semejante al del Atlantis o el Discovery, pero su nombre no es tan evocador: esta aeronave se conoce como X-37B. A diferencia de sus predecesores, su propósito es secreto y militar. Incluso es posible que por primera vez Estados Unidos haya colocado un objeto en una órbita oficialmente secreta.

Existen otras diferencias entre esta nave y los orbitadores que tan bien conocemos. Este artefacto es mucho más pequeño, de apenas 4.2 metros de envergadura y 8.7 de longitud (los transbordadores miden 36.6 metros de largo y 23.4 de envergadura). Además, el nuevo explorador espacial es robótico; sin humanos a bordo.

Operación discreta

Nadie lo llama drone (avión de ataque no tripulado), pero es posible que las connotaciones de guerra clandestina no sean del todo inapropiadas. Mientras cada lanzamiento del transbordador en Cabo Cañaveral, Florida, es captado por barricadas de cámaras y espectadores, el de esta nueva nave, desde el mismo punto, estuvo envuelto en un manto de secreto. Si bien el proyecto comenzó como parte de la NASA, ya hace cuatro años que el Pentágono lo tomó a su cargo.

Sin embargo, algo del velo se está rasgando, gracias a observadores aficionados del espacio en países tan apartados como Canadá y Sudáfrica. Creen haber visto la nave, también conocida como Vehículo Orbitador de Prueba 1 (OTV-1, por sus siglas en inglés), en días recientes. Al parecer vuela a unos 410 kilómetros de altitud y da una vuelta en torno al planeta cada 90 minutos, en un curso que la lleva al sur de Nueva York y, lo que es más importante, directamente a zonas de guerra como Irak, Afganistán y Pakistán.

Uno de estos observadores aficionados es Kevin Fetter, quien colabora en un sitio web de rastreadores de satélite llamado heavens-above.com. Fue el primero en capturar al OTV-1 cruzando el visor de su telescopio hace pocos días. Rastreando segmentos de información acerca de la órbita probable de la nave –entre ellos un mensaje anónimo de correo electrónico–, él y otros entusiastas aficionados lograron concluir que se trataba del satélite en cuestión.

Pese a todo el sigilo, el ejército estadunidense ha insistido en que el aparato no tiene fines de agresión. El OTV-1 carece de capacidades ofensivas, declaró un oficial de la Fuerza Aérea estadunidense a The New York Times. Pero nadie está dispuesto a decir más acerca de lo que hace allá arriba o cuánto durará en vuelo. Se ha dicho que podrían pasar nueve meses antes de que se le envíen instrucciones desde una base de mando en Colorado para que descienda en la base de la Fuerza Aérea de Vandenberg, California.

No creo que tenga que ver con armas, declaró Brian Weedon, ex analista orbital de la fuerza aérea, al sitio space.com. Pero como lo tratan como información clasificada y nadie quiere hablar, se presta a especulaciones. Desde la perspectiva estadunidense, es contraproducente.

Weedon y otros observadores civiles estiman que el Pentágono pretende a largo plazo usar esta nave para vigilancia y reconocimiento orbital, más que para apoyar a comandantes en el campo de batalla. Eso podría implicar cargarlo con equipo de radar u óptico, o con nuevos satélites de vigilancia. Otra opción es, si se le puede adosar un brazo sujetador, usarlo para recoger satélites del espacio y ponerlos en una órbita más apropiada para las necesidades militares.

Simular su inexistencia

La nave fue lanzada en la punta de un cohete Atlas 5 desde una plataforma en Cabo Cañaveral el 22 de abril. En esa fecha, Gary Payton, subsecretario adjunto de programas espaciales de la Fuerza Aérea, contestó algunas preguntas de reporteros. Confirmó el envío del aparato, pero no dijo mucho más. En este vuelo lo principal que queremos enfatizar es el vehículo mismo, no lo que ocurra en la fase en órbita, ofreció a manera de explicación.

Simular que no existía nunca fue opción, señaló Ted Molczan, otro rastreador de satélites, radicado en Toronto. Aun si se le quiere mantener en secreto, si alguien con binoculares lo puede encontrar, cualquiera puede, comentó. Casi todo se mueve allá arriba en una órbita conocida, ya sea porque el gobierno estadunidense la publica o porque ya la descubrimos. Así que se puede llegar a deducirla por eliminación.

La nave, cuya energía puede durar meses gracias a paneles solares, fue construida por la compañía Boeing. Ya existe un pedido para un segundo aparato.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya