Opinión
Ver día anteriorMiércoles 2 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el Otro Lado

Decisión sorpresiva

U

na semana después de la visita del presidente de México a Washington se ordenó la movilización de mil 200 efectivos de la Guardia Nacional a la frontera con México. ¿Cómo entender esa decisión, después del excelente ambiente que predominó, de acuerdo con información de la oficina de la presidencia mexicana? O no se informó en forma apropiada de las conversaciones entre ambos –una, la posible advertencia que Obama habría hecho a Calderón sobre el inminente desplazamiento de efectivos a la frontera–, o hubo una razón política que forzó al presidente estadunidense a dar ese paso.

En el primer supuesto la única explicación es que no se quiso desvirtuar el éxito de la visita con un anuncio controvertido. En el segundo, cabe pensar que en la reunión que un grupo de legisladores republicanos sostuvo con Obama el jueves pasado hubo un fuerte reclamo sobre la debilidad del gobierno federal para detener el crimen proveniente de los estados fronterizos mexicanos.

Esta última parece ser la explicación más convincente entre quienes han seguido de cerca los tropiezos de los precandidatos republicanos que buscan ganar el voto de los electores en noviembre. Es claro que todo asunto que tenga cierta visibilidad nacional se ha politizado, y el espinoso tema de la migración no está al margen. La incontenible violencia generada por el narcotráfico, la incapacidad del gobierno de México para acabar con ella y las quejas por las violaciones de derechos humanos derivadas de esa lucha han traspasado la frontera y son noticia cotidiana en prensa, radio y televisión de EU. Los estadunidenses creen que todo nuestro país está convertido en un descabezadero. Están alarmados de lo que sucede en la casa de su vecino, pero más aún de que llegue a la suya. Por diversas razones, la nota roja de los medios estadunidenses ha dado una relevancia al problema mexicano muy desigual en relación con la violencia generada por el narcotráfico y la venta de armas en EU. Ése es su problema y, en último caso, su derecho a exagerar.

Los mil 200 efectivos enviados a la frontera no resuelven los problemas de narcotráfico ni de la migración indocumentada, pero dan al sistema político en ambos países la coartada para hacer demagogia en contra y a favor de los migrantes. Ayer se reunieron miles de personas procedentes de todos los estados del país vecino para protestar por esa demagogia. Sería deseable que su grito se escuchara lo mismo en Washington que en la ciudad de México.