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Un piano viejo lo inició para ser uno de los principales compositores sacros contemporáneos

Sin música ni cultura somos mitad humanos: John Rutter

Siempre quise que mi obra fuera para todos; no me gustan las barreras, señaló en entrevista

El también director, productor y profesor británico visitó México por segunda ocasión

 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de mayo de 2010, p. 2

El reto que enfrenta la música de concierto, y en general las artes, en nuestros días es mantenerse como una de las partes más importantes del ser humano. Hay quienes hacen a un lado la música y la cultura porque piensan que no es importante. Pero claro que lo es, porque la música, la literatura, el teatro, todo eso, es lo que nos hace seres humanos. Si sólo vivimos para trabajar o hacer dinero, sólo somos mitad de seres humanos.

Lo dice John Rutter, quien ha estado 60 de sus 65 años de edad involucrado con la música y hoy día es uno de los principales compositores y directores de los géneros sacro y coral del mundo. Rutter visitó México por segunda ocasión para un concierto que ofreció la noche de este jueves en la Biblioteca José Vasconcelos, acto organizado como parte de las actividades de la Semana Británica, en el que estuvo acompañado por el Coro de Madrigalistas de Bellas Artes y la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, así como de la flautista Elena Durán y de Abraham Alvarado en el clavecín.

Rutter comenzó su carrera musical a los cinco o seis años en un viejo piano destartalado que estaba en el departamento de sus padres. Era horrible. Le faltaban teclas, estaba desafinado, y lo único que podía haberse hecho con él era aventarlo por la ventana. Era un piano verdaderamente horrible, pero era lo único que tenía; tocaba horas y horas, y yo sabía que no estaba bien, que tenían que arreglarlo, pero mis padres no tenían oído musical, así que no se daban cuenta, pero lastimaba mis oídos. Al final no sé qué pasó con ese piano.

Lo que sí sucedió fue que con ese piano se dio cuenta de que la música era su vida, y a ella se ha dedicado como compositor y director, hasta profesor y productor de discos.

Nunca me aburro

Me dedico a todo ello porque me apasiona la música, es todo lo que quiero hacer desde que era un niño, aún cuando mi madre y mi padre no eran músicos. Yo tocaba ese viejo piano todo el día y toda la noche. Componer es difícil, si un día no puedo hacerlo, produzco un disco o hago un poco de dirección, pero todo el tiempo quiero estar ligado a la música de formas diferentes. Soy afortunado de tener una vida tan diversa dentro de la música, como en diferentes departamentos, que puedo cambiar entre ellos y no aburrirme nunca. Nunca me aburro.

Aún tiene su productora de discos Collegium Records, casa de The Cambridge Singers –coro fundado por Rutter–, la cual tiene programada una nueva grabación en junio próximo. Me falta escribir algunas piezas, pero espero terminar a tiempo.

Cuando no compone ni produce, John Rutter (Londres, 1945) dirige su propia música con orquestas de todo el mundo.

–No es común que un compositor dirija su propia música.

–Tienes razón, pero cuando canté para Benjamin Britten, vi a un compositor dirigir y pensé hum, tal vez... No me da miedo dirigir. Una de las cosas de dirigir es que debes tener confianza. La orquesta que dirijo es mi familia, los músicos son mis amigos, así que no me preocupa. Lo mejor de dirigir tu propia música es que uno está seguro de que es interpretada de la forma que quieres.

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El director durante un ensayo del concierto que dio el jueves pasado en la Biblioteca José Vasconcelos, como parte de las actividades de la Semana BritánicaFoto Roberto García Ortiz

La crítica, sobre todo en su país, se divide entre quienes lo consideran el mejor compositor de música coral y quienes opinan que su creación no es seria, easy listening, le llaman. Al respecto, Rutter dice: “Siempre quise que mi música fuera para todos, porque no me gustan las barreras ni en la vida ni entre las personas. No me gustan las barreras en la música. Muchas veces la música está hecha para pequeñas elites, eso está bien, los músicos tienen que explorar nuevos mundos, nuevos sonidos; pero para mí lo más importante siempre ha sido escribir música que pueda compartir con la gente, una audiencia que pueda decir: ‘sí, me está hablando a mí’.

Lo que me gustaría que se escribiera en mi tumba es: John Rutter, compositor, músico, que tocó el corazón de la gente. No sé si esas palabras vayan a estar en mi lápida, pero me gustaría. Ese es mi epitafio.

Entre sus decenas de obras tiene música para coro, himnos, villancicos, música para niños, casi siempre clasificada dentro de la música sacra.

Creo que música espiritual es una mejor palabra, dice el compositor. “He escrito para la iglesia, me gusta la música sacra pero también la secular. Me gustan las dos. Uno de mis primeros maestros me dijo: ‘Toda la música es sagrada?’ Y esa para mí es la verdad.”

Nunca, añade, he compuesto una sinfonía o una ópera, y me gustaría hacer algo para teatro musical. Hay muchas cosas que me gustaría hacer en música, pero al final tienes que estar satisfecho con lo que has hecho y no triste por lo que no. Sí me gustaría escribir una ópera, una sinfonía tal vez. Voy a escribir un concierto para chelo este año, para Julian Lloyd Weber, quien me lo ha pedido por unos 10 años. Tengo muchos proyectos, pero no trabajo por comisión, espero hasta que llega una idea. Viajo mucho y mi trabajo como compositor lo hago mejor cuando estoy sentado frente a mi pequeño escritorio en casa.

–Es como una estrella de rock. Los videos de sus obras en You Tube tienen varias decenas de miles de reproducciones.

–(Ríe con ganas) Bueno cuando comienzas tu carrera profesional como compositor no sabes qué es lo que va a pasar; existe la fe, y el éxito no es algo que se pueda controlar: puedes escribir una pieza que crees que está bien pero que todo el mundo odia, o haces algo que crees que no está tan bien y a todo el mundo le gusta. Los compositores no estamos en control de nuestras carreras; lo único que hacemos es seguir escribiendo, algunas piezas saldrán bien, otras no tanto, pero al final es el veredicto del público, y he sido afortunado de que mi música sea tocada y grabada. Sí, todos los días es algo diferente, cada pieza es diferente y soy afortunado de vivir haciendo lo que amo.