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La CNT presenta temporada de El malentendido, de Camus, en el teatro Casa de la Paz

A escena, una lúcida e implacable reflexión sobre la crisis ética actual

El premio Nobel francés muestra que el atropello al otro jamás podrá justificar el intento de realización de lo propio: De Tavira

Hace falta lucidez para discernir lo que ocurre hoy, dice

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Ana Ofelia Murguía y Rodrigo Vázquez en una escena del montaje que comenzó temporada en el recinto de Cozumel 35, colonia RomaFoto Sergio Carreón Ireta/CNT
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Los actores Farnesio de Bernal, Érika de la Llave y Emma Dib, y esta última con Rodrigo Vázquez forman parte del elenco del montaje de la obra del Premio Nobel de Literatura 1957
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de mayo de 2010, p. 3

¡Si la época fuera solamente trágica! Pero es también inmunda. Por eso hay que denunciarla. Y perdonar. Es la reflexión del escritor y dramaturgo francés Albert Camus (1913-1960), que a medio siglo de su fallecimiento cobra renovada vigencia, al verse reflejada de alguna manera en su obra El malentendido, puesta en escena con un grupo de destacados actores integrantes de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), bajo la dirección de Marta Verduzco, en el teatro Casa de la Paz.

A 66 años de su estreno, los interesados en acercarse al teatro de Camus encontrarán en El malentendido una lúcida e implacable reflexión sobre la crisis ética de nuestro tiempo.

Cuando la obra se estrenó, en junio de 1944, todavía durante la Segunda Guerra Mundial, coincidió con el célebre Día D, el desembarco de las fuerzas aliadas en Normandía, es decir, la obra se estrenó en un París ocupado por los nazis y ante un público principalmente de colaboracionistas.

Ante ellos, Camus tiene la valentía de mostrarles mediante el teatro lo terrible de la condición humana.

Para Luis de Tavira, director artístico de la CNT, lo que sintetiza de alguna manera la obra de Camus, es que el fin nunca justificará los medios, por ideal que pueda ser el fin, nunca los medios podrán justificarlo. No se puede tratar de obtener el bien a través del crimen.

La aseveración es compleja, abunda el creador escénico, puesto que pone en crisis el pensamiento, y como lo apuntaría en su momento Friedrich Nietzsche, es la trasmutación de los valores, la exigencia de replantearnos una nueva ética y en los tiempos que se viven esto es más urgente que nunca.

En El malentendido, una madre y su hija, dueñas de una pensión, debido a su precaria situación y con un legítimo fin de cumplir su sueño más anhelado, se convierten en criminales que de vez en cuando asesinan a uno de sus clientes para quedarse con su dinero. Planean hacerlo con Jan, sin reconocer en él al hijo y hermano que 20 años antes se marchó de casa y que ahora vuelve para ayudarlas económica y fraternalmente.

De ahí el malentendido: ellas no saben que es el hijo y hermano, pues él no quiere decirles quién es y él no sabe que quieren matarlo.

La incomunicación, un problema

De acuerdo con la reconocida actriz y directora Marta Verduzco, se trata de una obra en la que al observar lo que sucede en una escena, debe uno reflexionar sobre el punto de vista de cada involucrado.

Allí el absurdo de las relaciones entre los personajes es lo que les cambia la vida. Fue escrita y escenificada en una Europa devastada física y anímicamente por la posguerra, cuya atmósfera justificaba las atrocidades.

Albert Camus, continúa De Tavira, “muestra ese absurdo y cuestiona el problema de la moral que se basa en la ley externa. No hay una ética o ley interna y se entra en el malentendido; aun con las mejores intenciones.

“El problema está en la conciencia confundida, que lo único que produce son malos entendidos, de ahí también el problema de la incomunicación.

Lo que se debe entender es que la ley está escrita en los ojos del otro y es el atropello al otro lo que jamás podrá justificar el intento de realización de lo propio.

En la obra, la madre y la hija intentan su liberación, porque tienen un sueño legítimo; intentan resolverlo mediante el crimen, pero terminan en el terrible absurdo de matar aquello que más amaban y no supieron reconocer.

En los tiempos que corren, concluye Luis de Tavira, hace falta lucidez para poder discernir sobre lo que ocurre en el mundo contemporáneo, sobre todo en nuestro país. Y la lucidez implica honestidad, sinceridad profunda e inteligencia.

El malentendido es una traducción y dramaturgia colectiva que se basó en la edición en castellano de José María Guelbenzu, y es el noveno estreno del repertorio de la CNT. 2011 será el año de la distribución de todo el repertorio a escala nacional, anunció también De Tavira.

En colaboración con la Universidad Autónoma Metropolitana y con un elenco integrado por Ana Ofelia Murguía, Farnesio de Bernal, Emma Dib, Érika de la Llave y Rodrigo Vázquez, escenografía e iluminación de Gabriel Pascal, música original del maestro Joaquín Gutiérrez Heras y vestuario de Estela Fagoaga, la obra se escenifica jueves y viernes a las 20 horas y sábados y domingos a las 18 horas en el teatro Casa de la Paz (calle Cozumel 35, colonia Roma, a tres cuadras del Metro Sevilla).