Espectáculos
Ver día anteriorViernes 21 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Envejecer, mal negocio: Woody Allen

No tiene nada de romántico ser el abuelo de la historia; mejor ser galán y quedarse con la chica

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 21 de mayo de 2010, p. a44

Cannes, 20 de mayo. Envejecer no ofrece ninguna ventaja. Por el contrario, te quedas sordo, te indigestas y te afeas. Mal negocio. Les doy un consejo: si pueden, no envejezcan. No tiene nada de romántico ser el abuelo de la historia. Es mejor ser el galán y quedarse con la chica. Woody Allen arrancó carcajadas al referirse, en entrevista con La Jornada, a su reciente entrega You will meet a tall dark stranger (Conocerás un extraño alto y oscuro), comedia fuera de competencia, que deleitó a la atiborrada sala de críticos y devotos de su cine.

Allen propone cada año, de modo siempre original y sorprendente, variaciones sobre el mismo tema: historias que se entrelazan, de por medio amor, traición, pasión, ansiedad, neurosis y sexo, con actores que ya forman parte de su repertorio y otros que se van agregando. Me atraen estos tópicos, y me encantan los personajes que buscan un significado en sus vidas y persiguen sueños y ambiciones sin cumplirlas, explicó el realizador neoyorquino, de 74 años, escondido detrás de sus gafas pasadas de moda y sombrero tipo hongo, durante este encuentro en el hotel Carlton, ubicado en la Croisette.

Lazos de neurosis y sexo

En esta cinta, ambientada en Londres, Anthony Hopkins encarna a un hombre que se niega a envejecer y recurre al Viagra para complacer a su joven amante. Naomi Watts, su hija, vive angustiada porque se le esfuma la vida, en parte porque Josh Brolin, con quien sufre una crisis conyugal, es un escritor frustrado y frustrante, y por otro lado, Antonio Banderas, dueño de la galería de arte donde trabaja, la ha despertado de su infelicidad. Su madre, Gemma Jones, busca consuelo a sus miedos en el destino de las cartas de una clarividente. Un panorama catastrófico, con resultado elogiable.

“El éxito de una buena cinta radica en escoger magníficos actores –como ellos–, que vayan con los personajes. Así el trabajo de dirección se vuelve muy sencillo, porque cada uno aporta lo mejor de sí y enriquece la historia”, admitió. El protagonismo del día correspondió, sin duda, a su ingenio, verdadero modelo de autoironía.

–¿Quién es el hombre alto y oscuro al que hace referencia el título?

–Es una alusión ambigua a aquello que al final encontramos todos: la muerte.

–¿Cuál es su relación con la muerte?

–Me opongo totalmente a ella (risas). Por eso la trato con sarcasmo.

–¿Cuál es su idea de la vida?

–Soy pesimista desde niño. Para mí, la vida es un acontecimiento penoso. Hay que aceptarlo. Es una experiencia que equivale a una pesadilla. Por eso nos refugiamos en las ilusiones, en los sueños. Vivir consiste en mentirnos a nosotros mismos, en engañarnos para huir de la realidad. El único modo de lograr la felicidad es con base en la mentira, porque la vida, cara a cara, es insoportable. Tampoco voy a cometer la tontería de idealizar la vejez. Los años no te hacen mejor, ni más gentil, ni más sabio. Al contrario, deterioran tu salud y tu físico, lo que te impide convertirte en el galán romántico que seduce a la chica.

–¿Quizá por ello ya no actúa en sus películas?

–Por años interpreté los personajes románticos que escribía para mis películas. Pero he dejado de hacerlo porque estoy ya muy viejo para eso. No se imagina lo frustrante que es actuar y que los otros galanes más jóvenes se lleven el premio. Prefiero ser el director y no el anciano de mis propias historias.

–¿Tiene eso relación con el hecho de que en sus películas muchas veces el común denominador sea la pareja dispareja, en la que él es siempre bastante mayor que ella?

–En realidad no sucede siempre, pero encuentro que hay buena química en ello. Es un excelente elemento provocador, que logra generar drama y risa a la vez. Trato de mezclar el tono divertido de la comedia con la gravedad de mis preocupaciones existenciales habituales. Disfruto mucho el resultado tragicómico que surge de esta composición.

–¿Cree en clarividentes y en pronósticos del futuro, como los que formula uno de los personajes de esta historia?

–Claro que no. Eso es pura basura. Todos esos farsantes sólo tratan de robarte el dinero. Resulta divertido como parte de esta ficción. Pero, en la realidad, es una industria millonaria que se nutre del dinero de la gente crédula e ingenua. La gente paga incondicionalmente para que le digan lo que quiere oír y vivir irrealidades.

–Después de más de una cuarentena de películas, ¿su puesta en escena ha cambiado en algo a través del tiempo?

–Sí. Con los años he ganado confianza. Por ejemplo, en un filme como este me apoyo en estos actores tan talentosos que no necesitan prácticamente dirección. Intérpretes del calibre de Anthony o Naomi son grandes profesionales que conocen sus personajes a fondo. Si no obtengo de ellos lo que quiero, me limito a murmurarles pequeñas directivas, pero sólo eso. Les doy alas para que improvisen, por lo que evito interferir en su proceso creativo.

Rodar en Europa

–¿Seguirá rodando películas en Europa o volverá a su añorada Nueva York?

–Nueva York es una ciudad llena de energía, inspiradora. Pero filmar allí resulta mucho más costoso que hacerlo en Europa, más allá de quienes financian en Estados Unidos siempre pretenden imponer cambios en el guión o en el elenco. No puedo trabajar bajo esa presión. He pasado de ser un cineasta independiente estadunidense a ser un realizador europeo. De cualquier modo, mis historias no están construidas con base en un lugar, sino en sus personajes.

Su próximo proyecto será ambientado en la capital francesa. Estará Carla Bruni, actual esposa del presidente francés Nicolás Sarkozy. Se titulará Midnight in Paris. Su argumento: El filme celebra el gran amor de un joven por París y, simultáneamente, explora la falsa idea que tiene la gente sobre el hecho de que una vida diferente de la suya es mejor, concluyó.