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Sabor amargo, obra de Estela Leñero, se estrena en el Foro Shakespeare

Llevan a escena un retrato de la violencia intrafamiliar agazapada en el silencio

Se muestra cómo las mujeres y madres fortalecen el machismo, dice la directora Claudia Ríos

Foto
La actriz Mariana Van Rankin en un ensayo del montaje que hoy comienza temporadaFoto Edmundo Luján
 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de mayo de 2010, p. 4

Un retrato contemporáneo de una familia que habita en la ciudad de México, urbe avasallada por el ambulantaje y la venta de productos de otros países; metrópoli donde casi la mayoría de las mujeres son madres que trabajan y no pueden convivir con sus hijos, donde se ha elevado de manera alarmante el consumo y la distribución de drogas duras y donde muchos jóvenes no son rebeldes, sino indolentes.

En ese ámbito se desarrolla la historia de la obra Sabor amargo, escrita por la dramaturga Estela Leñero y puesta en escena por Claudia Ríos.

Se trata de un montaje en el que la la violencia intrafamiliar se expresa silenciosamente, en el que una madre viuda sale a la calle a trabajar vendiendo fayuca entre los automóviles; tiene a su amante en casa y no admite que su pareja acosa a su hija y a su hijo, un joven desempleado, enganchado en la droga, necesitado del dinero del padrastro, por lo que no lo delata.

Con la figura del padre biológico muerto, de cierta manera la autora remite a Hamlet, de Shakespeare, pues esa presencia paterna ronda la casa que habita la familia y exige venganza a su hijo.

Aquí la violencia no es física; se manifiesta a través de lo que no se dicen y ocultan. Las relaciones de poder entre los integrantes de la familia son complejas, no se manejan bajo el esquema de víctima-victimario, sino que van en los dos sentidos, es decir, así como cada uno sufre cierto sojuzgamiento, también lo ejerce, explicó Leñero.

Para Claudia Ríos, en esta historia “todos chantajean a todos, para que se callen ciertos secretos que no deben ser revelados y no se generen pleitos.

“Lamentablemente –manifestó la directora– así es como funciona la sociedad. La obra es un microcosmos muy claro de cómo funcionamos, por ejemplo, en el aspecto de cómo las propias mujeres y madres son quienes promueven y fortalecen el machismo y el maltrato hacia las propias mujeres.”

Este esbozo social contemporáneo puesto en escena se hace necesario toda vez que nos permite ver lo humano, explicó Estela Leñero. Lo más importante de ese retrato es que no intenta esquematizar con declaraciones o estadísticas una realidad, sino vivir una realidad y que cada quien tome lo que le preocupe y la esperanza de que no todo se hunde, pues siempre hay algo que puede rescatarse.

Infiernos y sobrevivencia

Con Sabor amargo el espectador está frente a un infierno interior de los personajes y un infierno exterior de una ciudad inhóspita, donde la meta es sobrevivir. Se trata de una obra redonda, eficaz, construida con inteligencia, que desnuda el tejido enfermo de la familia, que expone pero no condena; indaga, pero no castiga. Así calificó en su momento el fallecido dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda la obra de Estela Leñero.

Con las actuaciones de Rodolfo Arias, Rosario Zúñiga, Humberto Solórzano, Sofía Espinosa, Max Flores, Mariana Van Rankin y Édgar Parra, Sabor amargo se estrena hoy a las 20 horas en el Foro Shakespeare (Zamora 7, colonia Condesa, Metro Chapultepec). Allí se presentará sólo los miércoles y concluirá funciones el 28 de julio.

Después, del 13 de agosto al 5 de septiembre, tendrá temporada en el teatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, Santa María la Ribera).