Sociedad y Justicia
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Incluir en el esquema de deducciones la alimentación y otros bienes, propone

El país, sin estímulos para cambiar los patrones de consumo de energía: Sarukhán
 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de mayo de 2010, p. 44

Hasta el momento se carece de un sistema de estímulos ambientales que orillen a modificar los patrones de consumo de energía en el país, a fin de frenar y revertir el deterioro ambiental, refirió el coordinador nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), José Sarukhán Kermez.

Ante empresarios, comentó que sería recomendable que, por ejemplo, autoridades realizaran una deducción de impuestos por el uso de automóviles menos contaminantes, ya sea en el pago de la tenencia o de otro tipo, para impulsar el uso de automotores híbridos.

Ese esquema de deducción, sugirió, debe incluir otro tipo de bienes, incluso los destinados a la alimentación y, en particular, los transgénicos.

En Europa, se obliga a las empresas a que etiqueten los productos con alto impacto ambiental. Por ejemplo, informan del consumo de agua y energía, para producirlo.

Pero ello supone una ciudadanía educada en el tema y que exista un movimiento (social) que impulse la difusión de la información.

En el caso de los alimentos, indicó, debería establecerse la obligación de etiquetar los productos que contengan algún porcentaje de transgénicos. Ni en México ni en Estados Unidos se han establecido ese tipo de decisiones. “Esto, a pesar de que (en territorio estadunidense) los corn flakes provienen de transgénicos.”

Durante el cónclave, en el Club de Industriales, Sarukhán señaló que también podría utilizarse la energía nuclear para frenar el deterioro ambiental.

Sin embargo, consideró las complicaciones que habría en el país para garantizar un uso adecuado y seguro, además de las repercusiones que se tendrían una vez que culmine la vida útil de una planta nuclear.

En su exposición abordó los retos contemporáneos en materia ambiental, desde la contaminación atmosférica hasta la desaparición de 80 por ciento de los bosques y selvas originales del planeta, pasando a la práctica del modelo capitalista que invita al consumo excesivo, ineficiente y depredador de los recursos no renovables.