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La ley del libro y su reglamento no benefician a editores, asegura el director del sello

La editorial Textofilia sortea la crisis económica y llega a su primer aniversario
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de mayo de 2010, p. 6

Con tirajes pequeños, buena aceptación del público, planes de entrar en el mercado del e-book, el uso de las redes sociales como elemento de difusión y una ley de libro que no beneficia a los editores, el sello independiente Textofilia llega a su primer aniversario sorteando también la crisis económica.

Fundada en 2009 por Ricardo Sánchez Riancho, director general, y Alfredo Núñez Lanz, responsable editorial, Textofilia nació a partir de la revista del mismo nombre –ahora convertida en anuario de literatura y arte contemporáneo– y cuenta con nueve títulos disponibles en tres colecciones que abarcan narrativa, ensayo, poesía y ediciones bilingües. Recientemente el sello se abrió a un nuevo mercado: el de los libros infantiles, con la publicación de La princesa rana, de Sofía Ballesteros, en la colección El Gato.

Para este año están en proyecto 10 nuevos títulos, entre ellos la primera antología hecha en México del poeta peruano José Watanabe, y Flush, de Virginia Woolf.

Aún tenemos las ilusiones de cuando lanzamos la editorial, dice Sánchez Riancho en entrevista.

Descorazonados no estamos. La edición es un medio difícil, pero hemos tenido muy buena acogida en las librerías, la exhibición en ciertos puntos de venta, donde no es fácil colocar libros de arte y literatura. Fuera de eso nos ha ido bastante bien.

También en este primer año les tocó la crisis económica que, reconoce, nos alcanza un poco, pero ciertamente somos una generación que vino con la crisis, estamos acostumbrados a ella y creemos que son los momentos ideales para lanzar proyectos.

Incursión en el e-book

La llegada de la ley del libro y la reciente publicación del reglamento tampoco van a beneficiar a los editores, aclara Sánchez Riancho. Hace un año, en un foro, “coincidimos en que tiene muchos huecos. Se beneficiará el público porque podrá adquirir un mismo título a un mismo precio, pero no hay nada que regule al librero, al distribuidor, y el libro va a terminar inflándose, como ha ocurrido, y eso se ve sobre todo con los sellos más grandes que comenzaron a retiquetar.

Los únicos que pueden verse medianamente beneficiados son las pequeñas librerías, las nuevas. Veamos si por lo menos se genera una sinergia de nuevos espacios, pero para editores creo que no hay un verdadero apoyo.

Los tirajes de Textofilia son de 500 ejemplares de cada título, precisamente porque no existen enormes espacios para su exhibición, y ahora ya están pensando cómo trabajar con la impresión sobre demanda y en la llegada del e-book, porque es indudable que coexistirán los mercados del libro digital y el hecho en papel.

Textofilia “va a tener que adecuarse al e-book. Nuestros libros van a tener que circular en la web porque es algo inevitable. No sé hasta qué punto el e-book vaya a sustituir el libro impreso porque son cosas muy distintas y el papel es nuestra forma más segura”.

Mientras, aprovechan las ventajas de las redes sociales como Twitter (@textofilicos) y Facebook como medios de difusión.

Esto, subraya, debe formar parte del trabajo del nuevo editor: Combinar estrategias de comercialización y difusión, el trabajo con la prensa para llegar a la gente. Aprovechar los medios electrónicos (Twitter, Facebook), tener un sitio web y estar dispuesto a hacer cosas más tradicionales como una lectura con el autor.

Y aun cuando Sánchez Riancho estaba escéptico en el uso de las redes sociales, reconoce que la respuesta ha sido sorprendente, porque hay gente de cualquier parte de mundo que llama pidiendo información, nos escribe o se entera de las actividades.

Hoy, el reto para estos jóvenes editores es continuar publicando materiales de alta calidad en diseño y contenido, adaptarse a los cambios tecnológicos, saber qué hace falta en el mercado y llevarlo a las estanterías.