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El autor catalán presentó su novela Dublinesca, publicada por Seix Barral

La tragedia debe ir acompañada de humor o ironía, si no queda plana: Vila-Matas

El origen del libro está en un sueño de tal intensidad que era equivalente a renacer, compartió el narrador

El escritor Sergio Pitol asistió al acto efectuado en la librería Rosario Castellanos

 
Periódico La Jornada
Jueves 6 de mayo de 2010, p. 5

Toda novela es una parodia del fin del mundo. Al menos así lo considera el escritor Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), quien se encuentra en México para promocionar su más reciente obra dentro de ese género, Dublinesca.

Durante la presentación de este título editado por Seix Barral, efectuada la tarde del martes en una charla informal con el escritor mexicano Juan Villoro, el autor catalán destacó que debió redactar hasta 10 versiones de esa obra.

Así lo hizo porque, salvo la última, todas carecían de un elemento fundamental: la parodia.

Al respecto, Vila-Matas explicó: Todo libro es una parodia del fin del mundo y el mío carecía de ese matiz. Si uno escribe solamente un registro trágico, no terminará por entenderse del todo. La tragedia debe ir acompañada siempre de humor o ironía, si no, queda plana.

Personajes con vida gris

En la charla, efectuada en la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, con la presencia entre el público del escritor Sergio Pitol, Vila-Matas reconoció que en los años recientes ha dejado más libres sus afectos, aunque no ha sido un aspecto deliberado.

En particular, comentó que en Dublinesca nunca pensó en volverse más afectuoso que en otras ocasiones, pero fue un proceso ineludible al ir creando al protagonista de la novela, el editor de origen judío-catalán Samuel Riba.

“Al finalizar el libro, me di cuenta de que en el fondo, quizá parezca pretencioso (ese personaje), es heredero de Leopold Bloom, el personaje central de Ulises (de James Joyce), y también del Quijote; es decir, personajes llanos de vida gris que quieren escapar de ella.”

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Enrique Vila-Matas, ayer, durante la presentación de su novela más recienteFoto Luis Humberto González

El escritor español aclaró que lo que hace en su novela es perseguir a ese editor durante tres meses, que es lo que dura el libro, para acercarse a la grisura del personaje, quien no sabe qué hacer; creo que en todas las edades hay momentos en que uno no sabe qué hacer, incluso si tiene algo en realidad qué hacer en la vida.

El autor catalán agregó: “Al perseguirlo en esta nadería, empecé con mucha lentitud para ir construyendo al personaje, deteniéndome en los detalles de la vida que lleva.

Es algo que ya se ha hecho en la literatura, lo ha hecho (Gustave) Flaubert: coger la vida cotidiana de alguien y hacer de ella un arte.

Premonición cumplida

El de la novela Dublinesca, sostuvo Vila-Matas, también autor de Bartebly y compañía, es un personaje que tiene afectos, que es de carne y hueso, cuando antes me han acusado de hacer personajes sin carne ni hueso.

Inquirido por Villoro, Vila-Matas destacó que su más reciente novela puede ser vista como el cumplimiento de una premonición que tuvo en un sueño.

“En los orígenes del libro está un sueño, un sueño tan real como los sueños son. Lo tuve hace cuatro años, en ese lapso cuando me conducían al hospital.

“En el sueño, me ocurría que volvía a beber y lo hacía en un pub de Dublín, ciudad que no conocía”, precisó.

“Se trató de un sueño de tal intensidad que era equivalente a renacer, fue para mí como volver a palpar la vida en ese exacto momento, una vida que había conocido nunca.

De modo que fue como resucitar, literalmente, concluyó Vila-Matas.